Juan
Carlos Villamizar[2]
Resumen
Palabras Clave: Luis E. Nieto / Comunidad Epistémica
/ Comunidad Política / Historia Económica / Filosofía del Derecho
En 2013 se cumplieron
cien años del nacimiento de Luis Eduardo Nieto Arteta y setenta y uno de la
publicación por vez primera de Economía y Cultura en la Historia
de Colombia, una
obra fundadora de la historia económica moderna del país. Desde su primera
edición en 1942 en los siguientes veinte años pasó inadvertida a la sociedad
letrada de Colombia, hasta que la segunda edición de 1962 abriría una de las
trayectorias intelectuales más exitosas conocidas para un texto de historia
económica en la historiografía colombiana reciente, en tanto llegó hasta su
novena edición en 1996.[3] ¿Por
qué la sociedad letrada no dijo nada de esa obra durante veinte años? Aquí
ofrecemos una explicación que será no sólo atinente a Nieto sino a un rasgo de
la sociedad colombiana.
La
de Nieto fue la primera historia económica comprensiva acerca del acontecer
económico y político del siglo XIX escrita desde una perspectiva marxista. Su
éxito editorial se debió a la presencia de corrientes intelectuales del
marxismo en los años sesenta y setenta, las cuales, estaban igualmente
interesadas en el estudio de la historia nacional desde ese enfoque teórico. En
la actualidad, buena parte de su contenido ha sido mejorado y reevaluado por
una investigación factual más rigurosa, pero la comprensión de su contenido
como del perfil intelectual de su autor, guarda un gran interés, para la
historia intelectual y de producción de las ideas en la historia de Colombia.
Al
ocuparme de Luis E. Nieto no buscó hacer consideraciones acerca de un héroe,
aunque lo parezca, sino establecer en el tiempo en que vivió, cómo su vida
estaba marcada por lo que aquí llamaré la comunidad política[4]
por oposición a una comunidad epistémica,[5]
ésta última, a mediados del siglo XX estaba definida por el incipiente y casi
inexistente campo de la historia económica.[6]
Otro enfoque teórico que orienta este trabajo es el referido a la literatura
acerca de los intelectuales, sus características, su comportamiento y su papel
en la sociedad.[7]
2.
La historiografía sobre Luis E. Nieto
Los balances historiográficos han
reconocido el carácter pionero de Luis E. Nieto en la apertura de la
investigación en historia económica. Muy temprano en 1969,
Jorge Orlando Melo[8]
destacaba el uso que Nieto daba al método de investigación marxista como
herramienta teórica y a las memorias de los Ministros de Hacienda de la segunda
mitad del siglo XIX como fuente documental.
Posteriormente Melo en 1980, 1991, 1996 y 1999[9],
el texto de Nieto es referenciado como parte de las obras que hay que leer para
conocer la historia de Colombia, sin embargo, al haber sido superado su
contenido factual, sólo es interesante desde el punto del vista del método y
muy poco desde la historia. Entre los trabajos que examinan las tesis de Nieto acerca
de la historia económica de Colombia, se encuentran los de Frank Safford[10]
y Gonzalo Cataño[11],
en ellos, se analizan los aciertos y debilidades encontradas en Economía y Cultura. Este último, destaca
que hay un exceso en Nieto al subordinar a lo económico los demás procesos sociales
y que, en últimas, Economía y Cultura
no es una investigación de archivo. A pesar de ese
juicio, no ha dejado de aparecer en las obras posteriores de historia económica
colombiana como una obra pionera.[12]
En
la historiografía de y sobre Nieto también encontramos una selección de obras
de la Cámara de Representantes (1983)[13]
que recoge sus escritos de teoría y política económica; la Universidad
Externado en Ensayos sobre el pensamiento
económico de Luis E. Nieto Arteta (2003),[14]
da cuenta del tratamiento que hizo Nieto del alemán Federico List, del libro
sobre El café en la sociedad colombiana,
del Comercio exterior de Colombia entre 1938 y 1941 y de un comentario a Economía y Cultura. En este último caso,
Ricardo Esquivel destaca los errores históricos cometidos por Nieto en su
tratamiento de los hechos históricos.[15]
Conviene
destacar que en el mundo de las ciencias sociales colombianas, ha habido
interés por estudiar no sólo la obra Economía
y Cultura, sino también a su autor. El estudio más reciente, es una extensa
biografía, en la cual el biografiado es tomado como medio para explicar La introducción del pensamiento moderno en
Colombia en las décadas de 1930 a 1950 elaborada por Gonzalo Cataño (2013).
Metodológicamente,
Cataño parte de un autor, cuyo legado, reúne las condiciones de haber escrito
en abundancia, contar con una fuente privilegiada de dos mil cartas de
correspondencia, información de prensa de las décadas del treinta al cincuenta
y la disponibilidad de la biblioteca personal de Nieto. Con todo ello, Cataño
elabora una historia de la trayectoria de las ideas sociológicas desde Europa a
Latinoamerica y dentro de este último continente, la circulación de ideas en el
circuito de Brasil, Argentina y México. Así, a través de la vida de un sujeto,
Cataño busca revelar el patrón estructural del surgimiento y constitución de
las disciplinas del derecho, la sociología y la historia económica. Cataño no
es explicito en ello, pero como se demostrará en este ensayo, Nieto fue también
el forjador y animador en el campo de la historia.
Una
de las tesis de La introducción, se
refiere a que Nieto fue un divulgador y difusor, más que un intelectual que
trabajó a profundidad en un campo del saber. Lo anterior es cierto en la
filosofía del derecho, pero debemos poner un interrogante en relación con la
historia económica, en este caso, la metodología del marxismo utilizado por
Nieto, mostró la fuerza de su profundidad en el periodo que cubre los treinta y
cuatro años que van de la segunda edición de Economía y cultura en 1962 hasta la octava de 1996.
La Introducción, es también una continuidad de otro trabajo anterior
del mismo Gonzalo Cataño: Luis Eduardo Nieto Arteta: esbozo intelectual,[16]
un estudio que recoge en 117 páginas la vida del personaje, la acumulación de
sus éxitos y el trágico final de su corta vida. Igualmente, debemos al mismo
autor la recopilación de algunos trabajos de Nieto en Ensayos históricos y
sociológicos.[17]
La
anterior revisión conduce a dejar sentado el siguiente postulado: el estudio de
Economía y cultura, debe comprenderse por un lado, en el amplio marco
del trabajo intelectual de Luis E. Nieto y la época en la que él vivió como
individuo, es decir, se trata del tiempo del sujeto; y, por otro lado, el
legado que dejó para las generaciones futuras, se trata del tiempo de la obra
del autor.
Luis
E. Nieto fue un filósofo del derecho, todas sus preguntas se enfocaron a
resolver los dilemas, incertidumbres e hipótesis que este campo del
conocimiento le imponían en los años del segundo cuarto del siglo XX, a ello se
agregó su interés por el marxismo que derivo, en un corto periodo de su vida
intelectual, en su dedicación a la historia económica y sus componentes, la
historia y la economía.
En
relación con la época vivida y la época de su presencia intelectual, la figura
de Nieto se presta para mostrar el desarrollo incipiente de la historia
económica en Colombia como campo epistémico del pensamiento a mediados del siglo
XX (y lo mismo podría decirse de la filosofía del derecho) y es sólo en el
momento de su inicio como campo, en los años setenta, cuando la obra de Nieto
cobra vida; en el caso de la filosofía del derecho la situación tiene una
variación porque Nieto buscó el campo epistémico más allá de las fronteras
colombianas sin que tuviera resultados positivos en su obra. Es por esto
último, que presentaremos a Nieto Arteta en sus dos facetas: como abogado y
como intelectual.
3.
Nieto: un intelectual para la modernidad
Luis
E. Nieto nació en 1913, ingresó a los dieciocho años al mayor centro de
formación de las élites colombianas en la primera mitad del siglo XX, la
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional en Bogotá,
coincidiendo con el comienzo de los gobiernos liberales en el gobierno luego de
cuarenta años de dominio conservador. La vida de Nieto plantea interacciones
entre el campo de la cultura y el poder político. El campo de la cultura
plantea jerarquías y relaciones de poder en las cuales se ponen a prueba
diferentes tipos de acumulación de capital: cultural, simbólico, económico,
político[18].
Para el caso colombiano, el estudio Intelectuales,
Estado y Nación en Colombia,[19]
muestra la formación del campo cultural en el siglo XX y encuentra que,
[…] la
formación del campo cultural está determinada por una particular marginalidad
con respecto al mundo capitalista. No sólo la inserción en el mercado mundial y
el acceso de capitales fue pobre a comienzos del siglo XX, también, en el
terreno de las ideas existieron limitaciones en la recepción de las corrientes
más avanzadas del pensamiento universal. […] La Iglesia y el partido
conservador se empecinaron en señalar que el liberalismo, además de ser un
pecado, era una escuela de pensamiento extraña a nuestra realidad. Este juicio
ha sido repetido, […] para oponerse a la circulación del marxismo y a otras
corrientes críticas.[20]
El estudio de Urrego divide el
siglo XX en cinco grandes periodos: la hegemonía conservadora (1890-1930), la
república liberal (1930-1946), los intelectuales bajo la violencia (1946-1962),
el surgimiento del campo intelectual (1962-1982), y finalmente, el periodo de
la reintegración de los intelectuales al Estado (1982-1991). Nieto Arteta vivió
en los tres primeros periodos (1913-1956), los cuales, coinciden con el
tránsito de las disputas por el poder entre liberales y conservadores hasta el
13 de junio de 1953, luego el interludio del régimen militar hasta el 10 de
mayo de 1957; posteriormente, sobrevivirá su obra Economía y cultura, la fase de reaparición en el periodo del Frente
Nacional, en que surge el campo intelectual hasta finales del siglo XX.
Su formación como abogado coincidió
con el final de los gobiernos conservadores y el inicio de la república liberal
en los años treinta. Se trata de un período en que los ideales hispánicos,
conservadores y católicos, ceden un poco a la presencia de las ideas liberales.
Colombia había vivido cuarenta años bajo el predominio de los preceptos
conservadores los que tuvieron su expresión intelectual en los gramáticos
Miguel Antonio Caro, Rufino José Cuervo, José Manuel Marroquín, Marco Fidel
Suarez y José Manuel Groot. La preocupación por el idioma “[…] radicaba en que
la lengua permitía la conexión con el pasado español, lo que definía la clase
de república que estos humanistas querían.”[21] Además
del idioma estaba la religión católica, los dos componentes considerados la
fuente de la civilización heredada de España y que los conservadores
defenderían y afirmarían en la constitución política de 1886.[22] Con
el ascenso de los liberales al poder, esta concepción lentamente cambió, pero
no dejaba de ser controvertida en el campo intelectual y político. Así pues, la
formación en una profesión como el derecho era una forma de insertarse en esa
herencia y muy lentamente, transitar hacia otras profesiones liberales como la
economía y la filosofía. Situación que se iniciaría a finales de los años
cuarenta.
La biografía de Gonzalo Cataño[23] nos
cuenta como Nieto no tenía dotes para el ejercicio del derecho como una
profesión liberal, es decir, manteniendo una oficina con procesos y atendiendo
clientes permanentemente, por el contrario, su único intento fue un fracaso, lo
que podía deberse a su falta de relaciones con los mundos de la política y los
negocios.
3.2. El intelectual
El hecho más relevante en
la formación del capital intelectual de Nieto Arteta, como estudiante de
derecho fue su participación en el Grupo Marxista. Un grupo estudiantil formado
con el fin específico de "divulgar el marxismo, interpretar la realidad
colombiana a la luz del materialismo histórico y discutir las tensiones
nacionales e internacionales contemporáneas."[24] Aunque
de corta duración (1933-1934), su impacto fue grande. No tuvo una publicación
propia, sus trabajos salían en Acción
Liberal –Revista auspiciada por la Dirección Nacional Liberal y dirigida
por el político Plinio Mendoza Neira y el poeta Darío Samper- y la Revista Jurídica de la Universidad
Nacional. Para muchas de sus actividades contó con el patrocinio económico de
algunos políticos simpatizantes como, Luis Cano, Germán Arciniegas, José Mar,
Alberto Lleras Camargo y Darío Echandía.[25] Se
declaro por fuera de los partidos políticos, cuando tal actitud, resultaba
novedosa y revolucionaria.[26]
“La divulgación del
pensamiento socialista y el análisis de los problemas sociales bajo la mirada
del materialismo histórico constituyeron el rasgo más distintivo del Grupo
Marxista.”[27]
A diferencia de la generación socialista de los años veinte, el Grupo Marxista
se acercó “al legado de Marx y Engels como instrumento de investigación y como
marco de crítica social y política.”[28] En
ese grupo se destacó Nieto por adaptar el marxismo a las condiciones
colombianas y lo llevó a convertirse – según Gerardo Molina- en el ideólogo de
su generación.[29] Entre las lecturas de Nieto estaban:
El Anti-During y Dialéctica de la naturaleza de Engels,[30] las Cuestiones de Plejanov, El
Capital de Marx y la Acumulación de
Capital de Rosa Luxemburgo. Era de acuerdo con Gonzalo Cataño, “la infancia
del marxismo en Colombia.”[31]
3.2.2. El Marxismo filosófico
Para los años treinta del
siglo XX, el marxismo como movimiento intelectual había tomado forma a nivel
mundial. De sus fundadores Marx y Engels, éste último, será el que elabora las
primeras exposiciones sistemáticas del materialismo histórico, principalmente,
con las obras El Anti-During, La
Ideología Alemana y la Dialéctica de la Naturaleza; a ellos le sucedieron,
una segunda generación de intelectuales provenientes de las regiones más
atrasadas de Europa, Gyorgy Plejánov (1856-1918), Karl Kautsky (1854-1938)[32],
Antonio Labriola (1843-1904) y Franz Merhing (1846-1919). Los cuatro tuvieron
la influencia formativa de Engels y se ocuparon de sistematizar el materialismo
histórico como una teoría general del hombre y de la naturaleza.[33]
Los primeros teóricos del
Marxismo desempeñarían un papel destacado en la dirección de partidos
socialistas en sus países: Vladimir Lenin (1870-1923), León Trostky
(1879-1940), Rosa Luxemburgo (1871-1919), Rudolf Hilferding (1877-1941), Otto Bauer (1881-1938),
Yeugueni Alekséyevich Preobrazhenski (1886-1937) y Nicolai Ivanovich Bujarin
(1888-1938). Todos ellos, sentarán las bases de una teoría política marxista.
El Grupo Marxista, se acercó a
algunos de ellos a través de las obras traducidas por las editoriales
españolas.[34]
Dos aspectos
caracterizaron la presencia del marxismo en Colombia en la primera mitad del
siglo XX. De un lado, el hecho de ser un pensamiento estrechamente unido a la
práctica política hizo que el interés por tales ideas siempre estuviera unido a
los movimientos políticos de izquierda que se crearon desde muy temprano en los
años veinte[35].
De otro lado, el referido a la incidencia de la interpretación del marxismo en
los hechos sociales de Colombia. Es allí donde ingresa Luis E. Nieto. Pero no
se trataba sólo que hubiera aprendido el marxismo y lo aplicara a Colombia, su
experiencia intelectual partió de la filosofía del derecho y una de sus ramas
fue el marxismo. En la vida intelectual de Nieto, el centro de sus estudios fue
la filosofía del derecho, la fuerza y el impulso de su capacidad de trabajo lo
llevó a detenerse por un lapso de unos diez años (1933-1942) en el marxismo, en
algunos aspectos de la economía y motivado por la escritura de Economía y cultura, en la historia.
Hernán Ortíz (2008), hace
un balance del pensamiento filosófico de Nieto y su aporte a la filosofía
moderna en Colombia.[36] Lo
primero, resalta que los primeros marxistas colombianos fueron de talla menor y
no tuvieron la resonancia de los argentinos Juan B. Justo y Anibal Ponce, del
chileno Luis Emilio Recabarren o del Peruano José Carlos Mariategui. Lo
segundo, trata de los escritos de Nieto, los cuales Ortíz clasifica en los
relacionados con el marxismo y los que se ocupan de la fenomenología. Entre los
primeros están: En defensa del pensamiento de Marx (1933)[37]
“una buena tarea escolar de un joven inteligente” – dice Ortíz; Marxismo y
liberalismo (1934) del cual Ortíz aduce que se trata de las ideas de un
joven intelectual y por lo tanto, sin la profundidad requerida. El texto en sí
mismo, no hace una síntesis polémica de las dos corrientes filosóficas, sólo en
contados pasajes, encuentra Ortíz que Nieto logra plantear problemas relevantes
como el referido a las luchas de las burguesías unidas a los terratenientes
(conservadores) en contra de las clases oprimidas.
Los
dos siguientes trabajos tratan de la relación entre Marx y Spengler (1934)
y seis años después Posibilidad teórica de un marxismo spengleriano (1940).
Es de esta fusión un tanto extraña, que Nieto Arteta obtiene su idea de
cultura. Cuenta Ortíz que la filosofía spengleriana es:
[…] una novedosa
filosofía de la historia de inspiración vitalista e irracionalista, que veía a
la historia como el desarrollo de un organismo viviente que debía diferenciarse
de la naturaleza”, la cual tendría su expresión a través de “varias culturas
independientes, autónomas, cada una con su respectiva alma, que tarde o
temprano degeneraban en civilizaciones, [con] su infancia, crecimiento y
muerte.[38]
En
el primer texto de 1934, Ortíz excusa a Nieto diciendo que se trataba de
"un joven estudiante con escasos veinte años, en un medio de limitados
alcances culturales."[39]
En el segundo de 1940, que es un intento de fusión de las dos filosofías, Ortíz
se reafirma en la falta de rigor conceptual de Nieto en el tratamiento de esos
autores.[40] Para Ortíz los estudios filosóficos marxistas de Nieto no son
afortunados, “en parte por la juventud del autor y por la falta de conocimiento
de la literatura marxista” (p. 36) y agrega que a pesar de esa falencia, Nieto
tiene
“[…] un puesto
valioso como pionero de la filosofía moderna en Colombia, como un notable
precursor que rompe con la escolástica católica imperante en el país, desde la
regeneración. En cambio, sus estudios históricos, en buena parte apoyados en el
marxismo, […] tienen gran importancia porque inauguran la nueva historia
colombiana, como lo reconocen todos los autores, de una historia que pasa de
los análisis heroicos y narrativos a las interpretaciones científicas de los
hechos, a partir de las luchas sociales, estudios que también lo sitúan como
pionero en nuestro país en este campo de las ciencias sociales."[41]
3.2.3. La filosofía de Spengler
Detengámonos
un poco en Spengler para tratar de entender por qué llega Nieto a considerar
este filósofo alemán. Su obra principal La
decadencia de occidente, se publicó por primera vez en 1918 (Tomo I) y 1922
(Tomo II), y ya en 1925 se conoció una edición en español, después hubo otras
ediciones españolas en 1932 y 1937. En el prólogo a esta edición, José Ortega y
Gasset nos dice:
“No basta,
pues, con la historia de los historiadores. Spengler cree descubrir la
verdadera substancia, el verdadero «objeto» histórico en la «cultura». La «cultura»,
esto es, un cierto modo orgánico de pensar y sentir, sería, según él el sujeto,
el protagonista de todo proceso histórico. Hasta ahora han aparecido sobre la
tierra varios de estos seres propiamente históricos. Spengler enumera hasta
nueve culturas, cuya existencia ha ido sucesivamente llenando el tiempo
histórico. Las «culturas» tienen una vida independiente de las razas que las
llevan en sí.”[42]
Esas
culturas son la Antigua o Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, la Mágica
cultura de la cristiandad y el Islam y la Occidental o Fáustica, cada una de
las cuales, pasa por las etapas de crecimiento, juventud, florecimiento y
decadencia. En los inicios del siglo XX y luego de la Primera Guerra Mundial
era claro el interés que suscitaba Spengler, dado el estado de catástrofe al
que había llegado Europa. Para el tiempo en que Nieto escribe su segundo
artículo sobre Spengler está teniendo lugar la guerra civil española y ha dado
inició la Segunda Guerra Mundial, de manera que la decadencia de la cultura
occidental estaba a la orden del día[43],
pero a su vez, para Nieto resultaba sugestiva la noción spengleriana de
cultura. Esta era una “creación de valores intelectuales” y cuando esos valores
se utilizan para la formación y desarrollo de la técnica, se trataría de
civilización.[44] Entonces, si occidente
estaba en decadencia era posible que el socialismo se trasladara a Colombia.[45]
Nieto intentó hacer una
fusión entre el marxismo y la filosofía de Spengler,[46]un
intento fallido producto de la precariedad del conocimiento sobre el desarrollo
de las ciencias sociales de la época. Al respecto Gonzalo Cataño nos ofrece una
descripción del rechazo que tuvo Spengler entre los intelectuales alemanes de
comienzos del siglo XX, entre ellos Max Weber y Tomas Mann.[47]
Ortíz
encuentra en el texto sobre Marx y Proudhon (1941) de Nieto, “un ensayo
de mayor ponderación […] aunque débil desde el punto de vista filosófico.”[48]
Por su parte en Dialéctica de la naturaleza de Federico Engels (reseña
bibliográfica)" (1943), estaría mostrando que en el marxismo de Nieto
tuvo mayor peso Engels que Marx, razón por la cual, en muchos pasajes del Economía y Cultura es posible detectar
la fuerza que le otorga a la noción naturalista de la historia, como veremos en
la sección siguiente.
3.2.4. La Fenomenología
El
segundo momento en las ideas filosóficas de Nieto, ocurre durante los años
cuarenta, en que cierra el capítulo del marxismo e inicia el estudio de la
fenomenología de Husserl. Ese cambio se observa en el escrito: La
virtualidad creadora de la dialéctica (1941). De acuerdo con Ortíz,
"el compromiso de Nieto Arteta fue con el filosofar moderno, crítico de la
escolástica católica, heredada de España que detuvo mucho tiempo la recepción
de la modernidad en Colombia."[49]
Ese estudio filosófico lo aborda Nieto en una versión de segunda mano, la de
Ortega y Gasset, García Morente y [Ramón] Xirau [Subías] un filosofo mexicano
de origen Catalán. Es este último quien hace una introducción a la obra, Las
investigaciones lógicas de Husserl. Ortíz refiere que para tratar el problema
del sujeto y el objeto, Nieto se vale del filósofo alemán Nicolai Hartmann, a
quien tampoco estudia directamente, un tercero que no es el más indicado.
En
esta fase - dice Ortíz -, Nieto está todavía prisionero de La decadencia de
occidente de Spengler, así su entrada a Husserl la hace aún bajo las
categorías de raíces spenglerianas como: metafísica del racionalismo, la forma
y su sentido dialéctico, la perspectiva dialéctica del mundo.
En
1948 Nieto escribe Lógica y ontología, en la cual hace una crítica al
marxismo y a la dialéctica de la naturaleza: para él "... no hay una sola
dialéctica, hay varias [...] En lugar del monismo dialéctico de Hegel y Marx
debe sostenerse un pluralismo dialéctico. La fenomenología ha pluralizado la
realidad." Afirmación que dice Ortíz es “desacertada e ingenua”, la
dialéctica Hegeliana y Marxista no puede reducirse a unas pocas leyes, la
realidad social, económica, natural, jurídica, política o étnica, es compleja,
amplia, interconectada y dinámica.[50] A
pesar del anterior desacierto Ortíz encuentra que esta obra ubicó a Nieto como
"un pionero de la filosofía en Colombia, que intentó armonizar varias
tendencias del pensamiento característico de la modernidad europea no fáciles
de conciliar, como marxismo y fenomenología."[51] Esta
idea es compartida por otro filósofo colombiano Daniel Herrera Restrepo.[52]
Cinco
años más tarde Nieto escribirá -en opinión de Ortíz-, un texto
"meritorio"[53]: Husserl
y Heidegger. La fenomenología y la analítica de la existencia (1953). Allí,
"podemos ver a un estudioso con rigor que va a las fuentes directas de dos
grandes filósofos, posiblemente los más fecundos del siglo XX en occidente,
mostrando gran conocimiento de las obras analizadas, por cierto muy difíciles."[54]
Para
Nieto el área de interés específico en el campo filosófico fue la filosofía
jurídica. Allí se interesó por determinar cuál era la esencia de lo jurídico,
buscando superar la interpretación de las formas jurídicas como fuente del
derecho. Nieto Arteta se aproxima a Kelsen de manera crítica,
en un ensayo juvenil dedicado a Kant, Stammler y Kelsen. Vida y pasión del
formalismo jurídico (1939), allí critica el formalismo jurídico porque “reducen
el derecho a la forma, sin tomar en cuenta el contenido."[55]
En la teoría pura del derecho, dice Nieto Arteta, <<el frenesí kantiano
es intenso y enternecedor>>, la forma predomina sobre el contenido,
haciéndola su realidad jurídica sin que para nada interese el contenido social,
político o económico que sustente esa normatividad.[56]
Lógica, fenomenología y formalismo jurídico (1942),
fue un texto que Ortíz califica como, "una pequeña gran obra", así
mismo Gutiérrez Girardot -dice Ortíz- la juzgó como que "merece una
mención en cualquier recuento de la historia de la filosofía en Colombia"[57]
Otro escrito, La interpretación de las normas
jurídicas (s.f.), para Ortíz es la mejor producción iusfilósofica y jurídica de
Nieto, "en tres capítulos se propone Nieto Arteta criticar las escuelas
tradicionales y racionalistas de interpretación jurídica dominante en su
tiempo."[58] La escuela de la
exégesis, que deja al intérprete de la norma como un autómata al identificar el
derecho con la ley; y, la escuela racionalista, en la cual impera la técnica
jurídica llena de conceptos pero vacía de vitalidad humana; así, decide
formular una tercera forma de ver el problema de la interpretación de las
normas, según la cual, "toda decisión interpretativa es una decisión
política."[59] A su vez, la política
"es una determinada conducta humana", y como tal tiene “su toque de irracionalidad"
[…] "Las deducciones de Nieto Arteta para llegar a la anterior afirmación
son sencillas y se apoyan en Manmheim, quien al menos describe la estructura
social integrada por clases con sus luchas y sus fuerzas irracionales que determinan el lugar
y la función del individuo en la sociedad [...]".[60]
El
aporte de Nieto al ingreso de la filosofía en Colombia es calificado por los
analistas de significativo, como se ha visto aquí, pero también en este campo
tuvo un pequeño brillo en la región latinoamericana al punto que su biógrafo
más importante dice que gracias a la lectura de y la comunicación constante con
el español Luis Recaséns y el argentino Carlos Cossio, Luis E. Nieto se
convirtió en “el filósofo colombiano más citado en América Latina a mediados de
los años cuarenta y el pensador nacional con mayores vínculos intelectuales en
la región.”[61]
4.
Economía y cultura
Economía y Cultura Nieto la había comenzado a redactar
cuatro años antes de su edición completa, publicando algunos avances en el
diario capitalino El Tiempo en 1938 y
1939.[62] Él mismo era
consciente de la originalidad de su libro y de la contribución que estaba
realizando a la investigación histórica.[63]
Su
propósito, hacer un ensayo de interpretación de la historia colombiana mediante el cual
-según Nieto-, superar la interpretación de la historiografía de su tiempo.
Lo más destacado de este libro fue el uso del
método marxista. El
marxismo es la fuente para interpretar la historia: las nociones fuerza
productiva, modo de producción, crisis y ley histórica son constitutivas del
materialismo histórico, a partir de ellas Nieto elabora un planteamiento, según
el cual, los hechos económicos son prioritarios: indaga por la situación del
comercio en el siglo XIX, las medidas económicas y el comportamiento de los
principales productos de exportación –tabaco, quina y añil-. El motor
económico, que está en la base de los conflictos sociales, es la evolución de
las fuerzas productivas (la combinación del trabajo con los medios de
producción en distintos momentos de la historia) las que definen los contornos
de “la gran ley de la historia,”[64] ellas determinan el cambio de un
modo de producción a otro, mediante un movimiento de auge, decadencia y crisis
económica y social.
Portada de la Primera edición de 1942 |
Un planteamiento de este tipo en la Colombia de
1942, es el hito fundador del campo de la historia económica en Colombia,[65]
en una época, en que la economía no estaba consolidada como un campo de
conocimiento autónomo, y quienes la ejercían, eran abogados dedicados principalmente a la
hacienda pública.
El segundo aspecto destacable de la investigación
realizada por Nieto en los años cuarenta fue el método. Las memorias de los Secretarios de Hacienda y las estadísticas de
comercio exterior, son las fuentes primarias que
Nieto explora sistemáticamente. Con ellas, explica los ciclos de
producción y exportación de todos los productos transados en el siglo XIX, a
pesar de lo cual no informa apropiadamente la fuente de sus datos, ni la
consistencia de los mismos. La historiografía tendría que esperar hasta 1973,
al trabajo de William McGreevey, Historia económica de Colombia 1845-1930,[66] para la revisión de las cifras de comercio exterior del siglo XIX.[67]
Después en 1984, cuando se publicó, Colombia y la economía mundial 1830-1910
de José Antonio Ocampo,[68]
se contaría con una serie sistemática, consistente y rigurosamente validada
sobre el comercio exterior colombiano en el siglo XIX. Será este aspecto, la
información cuantitativa, uno de los pilares, -no el único- sobre el cual, se
constituye, el campo de la historia económica,[69]
y será Nieto uno de los primeros autores en adelantar su investigación desde
allí.
Una de las conclusiones que, para un marxista como
Nieto, resultaba lógica era que 1810 no fuera el momento en que la sociedad
cambió, la Independencia había sido sólo una revolución política de la
superestructura ideológica sin consecuencias en la base social, en la
estructura económica. El cambio verdadero surgió cuando las nacientes
manufacturas del oriente colombiano exigieron: primero, “la desaparición de la
economía colectiva agrícola”, que implicaba, la supresión de los resguardos;
segundo, la extinción de la esclavitud; tercero, la supresión del monopolio
sobre los bienes agrícolas y de los diezmos; cuarto, los intentos de establecer
la contribución directa en reemplazo de la multiplicidad de impuestos
indirectos. Esas eran condiciones para el surgimiento de un mercado de trabajo
y el surgimiento del capitalismo en Colombia. En 1850, -dice Nieto- la
situación histórica estaba madura: “había una necesidad objetiva encerrada,
implícita […]. Las necesidades históricas siempre se realizan, aún contra el
querer de determinados grupos sociales, o clases.”[70]
5.
Recepción del pensamiento de Nieto
La producción intelectual
de Luis E. Nieto, se vio afectada en los siguientes veinte años, por tres
factores: la ausencia en Colombia como campos autónomos de la economía, la
historia y la historia económica; sus propios intereses intelectuales; y, su
actitud burocrática.
4.1. El campo de la historia
En el primer caso, como
hemos visto, Economía y Cultura, era
una respuesta a la carencia de trabajos que se interrogaran teórica y
empíricamente por el proceso de la historia de Colombia, sentando las bases de
la historia económica que se desarrolló hasta los años setenta.
Así mismo, la historia ya se encontraba
institucionalizada en la Academia Colombiana de Historia desde 1902, sin
embargo, era un cuerpo de conocimiento estrechamente vinculado a los intereses
del Estado conservador y católico, desligado de las prácticas científicas de
una disciplina, que se tradujo en la adaptación pedagógica de la historia de
Colombia y en la construcción de una memoria oficial.[71]
El mismo Nieto se refirió a ellos[72]
como historiadores que se dedicaron “a hacer una historia de oropel: 20 de
julio, 7 de agosto, Junín, Ayacucho, Conspiración Septembrina, etc. Sólo nos
han presentado en sus pobres manuales unos hechos que no son los que nos pueden
dar la comprensión exacta de los sucesos históricos de nuestro país”[73]
Un planteamiento como el de Nieto rompía con la
historia heroica, la epopeya libertadora y la idea de construcción de la
nacionalidad. Los nuevos protagonistas de la historia serán artesanos,
latifundistas, comerciantes, negros esclavos, indios, caracterizados bajo la
denominación sociológica de clases sociales. Él mismo era consciente de su
contribución y decía: “Yo mismo considero, sin petulancia y sin algarabías, a
mis ensayos, un esfuerzo por crear la historia nacional.”[74]
Sin embargo, sólo hasta 1976, ocupara el puesto que le correspondía como
pionero en la constitución de la Nueva Historia, que se nutría del marxismo,
los Anales franceses y la historia cuantitativa norteamericana, superando con
ello la historia del manual.[75]
Ese sería el inicio de la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo
de dirección económica y política de la sociedad.
También hizo una crítica al programa de historia de Colombia formulado por la
Academia Nacional de Historia en El Tiempo del 16 de diciembre de 1946.[76]
Se refirió Nieto a que la historia colombiana era puramente exterior y acentuaba
desmesuradamente los hechos políticos,[77]
los cuales, además, no eran los de mayor importancia para la historia nacional;
la Academia de Historia había ignorado hechos como el ensayo de Antonio Nariño
en que crítica la economía colonial y, en su lugar, resaltaban la traducción de
los Derechos del Hombre; así mismo, en el Memorial de Agravios de Camilo
Torres, “prescinden de aquellos párrafos que sostienen la necesidad de la
extinción de la economía colonial;”[78]
con referencia al 20 de julio de 1810, “el autor nos escamoteará el sentido
jurídico-político del Cabildo Abierto.”
Para él, en el tratamiento del periodo radical los
Académicos sufren del “temor de precisar su contenido”, porque figurarían
hechos espinosos y molestos: como la revolución anti-colonial de la juventud
radical, la transformación de la cultura nacional, el surgimiento de la
sociología americana y de cómo se realiza la concepción liberal del mundo y de
la vida; todo el periodo del federalismo es muy breve, con grandes silencios
históricos; la Regeneración, esa época, que ha exaltado Nieto en Economía y
Cultura por ser el tiempo de la organización de la República, ahora en
1946, en el proyecto de los Académicos, en lugar de ser un tomo, sólo tenía
dedicado un capítulo; con respecto al siglo XX, no se habla de “la actual
transformación de la cultura colombiana, la nueva poesía, la nueva filosofía,
la nueva ciencia jurídica.”
Llama la atención que Luis E. Nieto Arteta no se
refiriera a la Historia Contemporánea de Colombia de Gustavo Arboleda,[79]
que para entonces – 1942 – ya había publicado los seis tomos en Bogotá, Popayán
y Cali[80].
Es probable que, si la conocía, la desecho como fuente de sus investigaciones,
en razón a que era una obra centrada en el acontecimiento político. Tampoco
conocía las obras de José Manuel Restrepo,
La historia de la revolución de Colombia (1781-1863) de 1858, o,
la de José Manuel Groot, la Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada –
Escrita sobre documentos auténticos de
1871, probablemente por la misma razón que no conocía la de Arboleda.[81] Eso
no impidió, sin embargo, que fuera nombrado miembro correspondiente de la
Academia Colombiana de Historia el 10 de febrero de 1947.[82]
4.2. El campo de la economía
Nieto Arteta poseía un
gran acervo intelectual adquirido en la Universidad Nacional y en su trabajo y esfuerzo personal; a pesar de ello,
para un intelectual de su tiempo, en la fría Bogotá, esas eran credenciales
insuficientes para garantizar la difusión de una obra como la que acababa de
publicar, si quería que fuera leída, necesitaba estar en el mundo político de
los partidos liberal-conservador y comprometido en sus modos y formas de
actuar.
Tabla de contenido en la Primera Edición, 1942 |
Entre 1940 y 1958
existieron dos publicaciones que se constituyeron en el referente público para
el debate de los asuntos económicos, en las cuales participó Nieto Arteta. La
primera de ellas, era El Mes Financiero y
Económico (EMFE), que circuló entre 1937 y 1948, dirigida por el
congresista y antiguo Contralor General de la República Plinio Mendoza; la
segunda, El Mes Financiero. Revista
Colombiana de Economía y Finanzas (RCEF), circuló entre 1951 y 1958,
dirigida por el abogado y representante a la Cámara Argemiro Martínez. Éstas
publicaciones ofrecieron pequeñas reseñas biográficas de sus colaboradores, en
las cuales, se exaltaba su ejercicio profesional en el campo de la economía, y
se dieron a sí mismas, la tarea de otorgar a tales autores o personajes
públicos, el título de “economistas”.
La primera, había
nacido al abrigo de las reformas económicas liberales de los años treinta del
siglo pasado, sus miembros, eran partidarios del cambio, luego de cuarenta años
de la República Conservadora. Era una comunidad política y de negocios que
intentaba comunicar los asuntos económicos, a los que ahora, en medio de una
economía más compleja, se veían enfrentados.
Así,
en 1945, ellos definieron que quien ejercía la profesión de economista,
adquiría un rango especial, como lo habían sido los abogados o los militares y
sacerdotes en el siglo XIX. Era una preocupación por posicionar el conocimiento
que requería la creciente industrialización del país. El grupo seleccionado
estaba compuesto por trece abogados, tres economistas, dos ingenieros civiles,
un médico y un financista. El principal centro de formación era la Universidad
Nacional, dos acreditaban estudios en los Estados Unidos, uno en Moscú, otro en
la Universidad de Chile, y los demás, de las universidades del Cauca, Externado
y Libre.
Estas
características de formación no eran las principales y más destacadas por el
editor, la sociedad colombiana de la primera mitad del siglo XX, había
estructurado la sociedad alrededor de los partidos políticos, es decir, la
estructura del campo, en términos del nuevo conocimiento que está naciendo –el
económico-, se revela por la posición de poder, en este caso, de poder
político.
Los
seleccionados fueron: el Presidente de la República Alfonso López Pumarejo,[84] los
Contralores Generales de la República Alfonso Palacio Rudas[85] y Carlos
Lleras Restrepo quién estuvo como editorialista la mayor parte del tiempo,[86] tres
representantes ante la Junta Directiva del Banco de la República,[87] tres
miembros de la Junta de Defensa Económica Nacional,[88] dos
profesores de economía,[89]el
candidato a la presidencia Mariano Ospina Pérez, el Ministro de Hacienda
Francisco de Paula Pérez,[90] el
exministro Esteban Jaramillo, [91] un alto funcionario Jefe del
Departamento de Comercio del Ministerio de Relaciones Exteriores que había
publicado la historia del dinero en Colombia,[92] Alejandro
López,[93] Luis
López de Mesa,[94] y Antonio
García.[95]
Sólo
faltaba Nieto, que escribió para la revista ocho artículos entre 1940 y 1945,
no sería destacado por sus capacidades intelectuales; era claro el perfil de
comunidad política, pero no de comunidad epistémica, es decir, un grupo que
plantea problemas, ofrece soluciones y debate alrededor de un campo del saber,
en este caso, la economía.[96]
En los cincuenta, la
segunda publicación, la Revista
Colombiana de Economía y Finanzas, RCEF,
mantendría el espíritu de la anterior. El Comité editorial estaba conformado
por Miguel López hermano del exPresidente Alfonso López, el exMinistro de Hacienda Francisco de Paula
Pérez, el diplomático Abel Botero, el delegado permanente ante las Naciones
Unidas Eliseo Arango, el Representante a la Cámara Augusto Espinosa y el
exRector de la Universidad Nacional Gerardo Molina.
El consejo editorial
estaba compuesto, de nuevo, por miembros de la comunidad política,
pero que, para la sociedad de entonces y en particular para su director, eran “intelectuales
del mayor prestigio en los temas de la economía y las finanzas […] ampliamente
conocidos del país por su larga trayectoria en posiciones administrativas,
parlamentarias y diplomáticas.”[97] La publicación
estaba dirigida a industriales,
comerciantes, banqueros, hombres de negocios, -como había ocurrido con la
revista liberal de los cuarenta- por lo tanto, durante sus nueve años de
existencia, hicieron intentos por mantener informados a sus lectores de la
situación económica de Colombia y del mundo. Será, en esta publicación en la
que Nieto publicó uno de sus últimos artículos teóricos: Actualidad latinoamericana de Federico List.[98]
La
experiencia de elaboración de un panteón de los economistas que las dos
publicaciones hicieron, ponía en evidencia que los elegidos tenían acceso a las
redes de poder de los partidos políticos y del Estado mismo. Esa no era la
situación de Luis E. Nieto, él era un funcionario gris sin apoyo político, sin
nada que ofrecer en el mundo de la política, extraviado en las obras de Marx,
Husserl y Kelsen, entre otros.
Pero
esa falta de reconocimiento[99]
de Nieto como el intelectual que era en la sociedad de su tiempo, producto de
la comunidad política en que estaba inserto, no implicaba que él, como sujeto,
no hubiera hecho uso de las mismas prácticas: cuando Germán Arciniegas, publicó
América, Tierra Firme en 1940,
escribió un ensayo exaltando el texto de Arciniegas, al punto que este último
le respondió: “a usted la crítica se le va de entre las manos cuando toca obras
mías. ¡Cuidado!”[100]
Lo que Luis E. Nieto requería en ese momento era mantener el acceso al
periódico El Tiempo, el diario de
mayor circulación nacional.
Portada interior de la Primera Edición de 1942 |
Desde muy temprano en
1936, Nieto ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores, lo que le permitió
entrar en contacto con el universo intelectual latinoamericano. Eso lo llevó a
un periplo por México, Argentina y Brasil.
En 1945 en México se
reunió con el grupo directivo de la editorial el Fondo de Cultura Económica
(FCE): su director Daniel Cosío Villegas, el encargado de la sección de
sociología José Medina y el director de la revista económica de la misma
editorial El Trimestre Económico,
Víctor Urquidi. Los tres estarían estrechamente vinculados al nacimiento y
desarrollo del pensamiento económico estructuralista de la Comisión Económica
para América Latina (CEPAL), creada desde 1948. El primero de ellos, publicaría
la Introducción a Keynes (1947) de
Raúl Prebisch, el futuro director de la CEPAL desde 1950, y daría cabida en los
siguientes años a la mayor parte de los escritos cepalinos para su divulgación;
el segundo, era un Republicano emigrado de España, que en 1944 tradujo, por
primera vez al español Economía y
Sociedad de Max Weber,[101]
después de 1950 haría parte del grupo de la CEPAL y sería calificado por el
Brasileño Celso Furtado (otro cepalino) como “el gran maestro de la
sociología del desarrollo en América Latina”[102];
el tercero, pasaría a ser el director de la sección Mexicana de la CEPAL, la
segunda más importante en América Latina.
No
se trataba de un encuentro casual. Nieto publicó tres artículos para El Trimestre Económico (1943, 1944,1948)[103] y
además, invitó a José Medina a Colombia en calidad de profesor visitante, durante
los meses de septiembre y octubre de 1945, donde dictó un curso de sociología y
un seminario sobre Max Weber en la Universidad Nacional.[104]
Por
su parte, Cosío solicitó a Nieto redactar un texto de trescientas páginas sobre
el Café en Colombia,[105] para la
colección Tierra Firme; éste era un
proyecto de 450 títulos sobre la historia de América Latina.[106]
De allí se conocieron las obras de Gilberto Freyre sobre Brasil, Germán
Arciniegas sobre la América Toda, Alejo Carpentier sobre la música cubana, José
Luís Romero sobre Argentina, Pedro Henríquez Ureña sobre la cultura hispánica,
Baldomero Sanin Cano con Letras
colombianas y Gabriel Giraldo Jaramillo con La pintura en Colombia. En 1947 terminó de redactar El café en la sociedad colombiana, un ensayo corto que se alejaba
de lo pactado con el FCE, a pesar de lo cual Víctor Urquidí daría su concepto
sobre el ensayo del café, como “un estupendo ensayo sociológico.”[107]
Como ocurrió con Economía y Cultura, el texto del Café,
conoció once ediciones entre 1958 y 1997,[108] y
también fue sólo hasta 1971 que se editó la segunda edición.
Pero no era sólo la
posible amistad con ellos, lo que le podría haber abierto un espacio en el
mundo intelectual latinoamericano a Luis E. Nieto, además, era portador de
ideas que fácilmente lo hubieran llevado a compartir el ideario del pensamiento
económico que, después de 1948, y por los siguientes veinte años, dominaría en
Latinoamérica: el pensamiento estructuralista de la CEPAL. Sin embargo, la
historia contrafactual conlleva sus peligros, al preguntarse sobre lo que
hubiera sido y en realidad no fue. Preferiremos reseñar algunas de las ideas
económicas de Nieto en los años cuarenta y cincuenta, para luego derivar unas
hipótesis sobre el significado de la actividad intelectual a mediados del siglo
XX en Colombia.
Entre 1939 y 1954, además
de Economía y Cultura y El Café, Nieto escribió dieciocho
artículos relacionados con la economía, nueve de ellos, en EMFE; tres, en El Trimestre
Económico; dos capítulos de libro y un artículo en el periódico Sábado.
En la cooperación económica interamericana[109] (1948),
Nieto consideraba que esa cooperación debía hacerse garantizando “una mayor
capacidad de compra en las naciones latinas del hemisferio.” Propuso fortalecer
sus industrias, “supuesto necesario para [lograr] una [mayor] capacidad de
compra y consumo en [las naciones industrializadas].”[110] Criticó
las prácticas de monocultivo de la región latinoamericana y propuso la
diversificación de la agricultura. Ideas afines a lo que luego se llamó la
industrialización por sustitución de importaciones y que teorizó la CEPAL.
Igualmente,
consideraba que las economías latinoamericanas se enfrentaban a una situación,
en la cual, había “[…] una disparidad permanente entre los precios de los
productos que […] exportan y de los artículos que importan, artículos que, en
general, son productos de consumo inmediato. Esta diferencia […] jamás
desaparece.”[111] De nuevo,
estamos frente a una idea similar a la noción cepalina del deterioro en los
términos de intercambio.
Casi
adelantándose a los procesos de integración promovidos y defendidos por la
CEPAL, que ocurrirían en los cincuenta y sesenta Nieto sostuvo la necesidad de
hacer uniones comerciales como las que luego se conocerían en el continente
como Mercosur o el Pacto Andino.
A pesar del interés que
Nieto sentía hacia la filosofía del derecho, su paso por la historia económica
dejó una huella en la historiografía económica de Colombia y los artículos que
publicó en los cuarenta revela el conocimiento profundo de las principales tendencias
económicas del momento: la teoría de la renta de David Ricardo, el sistema de economía nacional de Federico
List, la teoría del equilibrio económico, la economía monetaria, el comercio
internacional y la interpretación de la economía colombiana.
4.3. La posición burocrática de Nieto
El tercer factor, es
referido a la posición burocrática de Nieto que tuvo su manifestación más
dramática con los hechos del 9 de abril de 1948 en Bogotá. Después de un tiempo
de trabajo en Brasil y Argentina, donde avanzó en sus intereses sociológicos y
filosóficos. Nombrado en Argentina en 1948 como Consejero de la Embajada, dio
una declaración sobre el Bogotazo en defensa del gobierno, la cual fue recibida
mal, tanto en Bogotá como en Buenos Aires.[112]
Su apoyo al gobierno conservador
no fue suficiente para defender su cargo y en agosto de 1952, fue destituido de
la Cancillería. A su regreso a Bogotá, dos diarios de la familia del Presidente
de la República Laureano Gómez (1950-1951), El
Siglo y el Gráfico, atacaban a
Nieto. El primero, el 19 de enero de 1953, recordaba la procedencia marxista del
funcionario y lo calificaba como "[...] uno de los principales líderes
para [la implantación] del marxismo en Colombia," y agregaba: " [...]
Un gobierno católico quiere devolverle a Colombia [la] verdadera fisonomía que
casi perdió por completo en aquellos años de dominación roja [...]".
Igualmente, producto de
esa visión como funcionario es posible que no dimensionara las perspectivas del
desarrollo del pensamiento en la CEPAL. El Gobierno colombiano, había sido
reacio a la presencia de esa organización de las Naciones Unidas en América
Latina, como lo expresó en la Asamblea General y en la IX Conferencia
Panamericana de Bogotá. Esa posición la debía conocer Nieto, en razón de su vinculación
a la Cancillería y, es probable, que plegará su opinión a la del gobierno.[113]
Luego en 1954, logra
obtener un puesto como juez en Barranquilla, donde pasará sus últimos días en
solitario hasta su suicidio en 1956.
6.
Reflexión final
Algunos
rasgos que se pueden identificar en el comportamiento de Nieto Arteta como
intelectual y que lo emparentan con el mundo de los intelectuales son: primero,
se trata de un individuo con un comportamiento autónomo con respecto a la
sociedad en que le toco vivir. En un mundo de abogados, optó por dedicarse al
estudio de los campos de la historia económica y la filosofía, incluso avanzó más
allá del carácter hacendístico de la economía que se fomentaba en los círculos
universitarios de la época. Su ímpetu es sólo equiparable a la labor
intelectual adelantada por Alejandro López (1876-1940)[114]
o Antonio García (1916-1984)[115]
quienes se destacaron por su labor competente para las ciencias económicas.
Otro
rasgo de su autonomía se vio reflejado en su alejamiento consciente de los
partidos políticos liberal, conservador y comunista; inicialmente tomó partido
por la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR) el movimiento de Jorge
Eliecer Gaitán en 1933, pero pronto sus ilusiones se desvanecieron y unos meses
más tarde en 1934, se retiró con un grupo de militantes jóvenes que luego
formaron el Grupo Marxista (que duró
hasta 1935).[116] Nieto
se desprendió tempranamente de la política para concentrarse en su labor como
intelectual y funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, en ambos
casos, se trataba de una labor solitaria y finalmente, en medio de la soledad
infinita, decide suicidarse.
La tercera característica de mayor
trascendencia es haber sido animador y forjador de tres campos del conocimiento
en Colombia: la economía, la historia económica y la filosofía. Con Economía y cultura en la historia de
Colombia, en sus nueve ediciones y luego con El café en la sociedad colombiana, con once ediciones posteriores,
muestran la necesidad de entender el pasado nuestro desde la independencia, ya
no a través de la narración de los acontecimientos políticos, ni los grandes
héroes, ni las batallas, sino mediante el uso del enfoque marxista y el método
del materialismo histórico, algo inédito para los años cuarenta.
Una
cuarta característica, fue la de haber sido un extranjero en el medio
colombiano. Para Luis E. Nieto, América Latina era su mundo, tenía una
conciencia plena de pertenecer, no como sus antecesores gramáticos, al mundo
hispánico sino al mundo del atraso, de la periferia y el subdesarrollo. Formuló
apreciaciones acerca de la necesidad de romper con la idea que el comercio
internacional debía realizarse en igualdad de condiciones entre los países
industrializados y los países agrarios como el nuestro. Nieto expresó estas
ideas con ocasión de una publicación realizada en la cancillería con el
propósito de formular medidas prácticas para afrontar la segunda Guerra Mundial.
Luis
E. Nieto, en su trabajo en la cancillería le permitió entrar en contacto directo
con intelectuales en México, Argentina y Brasil además de conocer el mundo
intelectual de España en tiempos de la República Española. Hizo también parte
del equipo colombiano en la Conferencia de Breton Woods.
Finalmente,
hacía falta que el campo de la historia económica despegara en los años setenta
para que la obra de Nieto cobrara vida y a cien años de su nacimiento todavía
tengamos algo que decir sobre él y su obra.
[1] Ponencia
presentada al II Congreso de Historia Intelectual - Buenos Aires – Argentina
11-13 de Noviembre de 2014
[2]
Doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Economista de la
misma universidad y Administrador Público de la Escuela Superior de
Administración Pública. Fue Director de Estudios del Sector Agropecuario.
Participa del informe de seguimiento a la Ley de Víctimas y Restitución de
Tierras (Ley 1448/2011) en la Contraloría General de la República, institución
para la cual trabaja.
[3] 1ª,
ed. (1941); 2ª, ed. (1962) con la
editorial Tercer Mundo; 3ª, ed. (1970) con la editorial La Oveja Negra; 4ª, ed.
(1973) con la editorial Viento del Pueblo; 5ª, ed. (1973) de nuevo con La Oveja
Negra; 5ª, ed. (1975) de nuevo con Viento del Pueblo; 6ª, ed. (1975)con la
editorial Tiempo Presente; 7ª, ed. (1983) con la editorial Ancora Editores; 8ª,
ed. (1996) de nuevo con Ancora Editores.
[4]
Villamizar, Juan Carlos, El pensamiento económico en Colombia.
Construcción de un saber 1958-1970, Colección Textos de Economía (Bogotá,
D.C: Universidad del Rosario, 2013), 405.
[5] Haas, Peter,
"Introduction: Epistemic Communities and International Policy
Coordination," International Organization Foundation 46 (1992), 1-35.
http://www.jstor.org/stable/2706951.
[6]
Bourdieau, Pierre, La distinción.
Criterio y bases sociales del gusto, Trad. Maria_del_Carmen Ruiz, 5 ed
(Bogotá, D.C.,: Taurus, 2000), 596.
[7] Un
texto que busca hacer una caracterización de este tipo de individuo y su papel
en la sociedad ver: Goldfarb, Jeffrey
C., Los intelectuales en la sociedad democrática, Trad. Carmén Martínez
(Madrid: Cambridge University Press, 2000), 286.
[8] Melo, Jorge Orlando, "Los estudios
históricos en Colombia: situación actual y tendencias predominantes," Revista
de la Dirección de Divulgación Cultural (1969), 15-41.
[9] Melo, Jorge Orlando, "Los estudios
históricos en Colombia 1969 – 1979," Revista de
extensión cultural. Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín (1980);
________, "La historia: las perplejidades de una disciplina
consolidada," in La investigación en Colombia en las artes, las
humanidades y las ciencias sociales, ed. Carlos B. Gutiérrez (Bogotá, D.C:
Universidad de los Andes, 1991), 43-55; ________,"Lo que hay que leer para
conocer la historia de Colombia," Revista credencial historia (1994
/ 1996); __________, "Medio siglo de historia de Colombia. Notas para un
relato inicial," Biblioteca virtual Biblioteca Luis Ángel Arango
(1999). Todas las referencias pueden ser consultadas en http://www.banrepcultural.org/blaavirtual y http://www.jorgeorlandomelo.com
[10]
Safford, Frank, "Acerca de las
interpretaciones socioeconómicas de la política en la Colombia del siglo XIX:
variaciones sobre un tema," Anuario Colombiano de Historia Social y de
la Cultura (1985-86), 97-117.
[11]
Cataño, Gonzalo, "Un clásico de
la historiografía nacional: Economía y cultura de Luís E. Nieto Arteta," Historia
Critica (1997), 13-30.http://historiacritica.uniandes.edu.co/view.php/129/index.php?id=129;
____________, Op. Cit;
____________, La introducción del pensamiento moderno en Colombia. El caso
de Luis E. Nieto Arteta (Bogotá, D.C: Universidad Externado de Colombia,
2013), 558.
[12] Tovar, Bernardo, "El pensamiento
historiador colombiano sobre la época colonial," Anuario Colombiano de
Historia Social y de la Cultura (1982); Rodríguez, Oscar, and Decsi
Arevalo, "Historiografía económica colombiana del siglo XIX," in La
historia al final del milenio. Ensayos de historiografía colombiana y
latinoamericana, ed. Bernardo Tovar (Bogotá, D.C: Editorial Universidad
Nacional de Colombia, 1994), 187-250; Bejarano, Jesús, Historia económica y
desarrollo. La historiografía económica sobre los siglos XIX y XX en Colombia
(Bogotá, D.C: CEREC, 1994), 291.
[13]
Nieto Arteta, Luis E, Luis Eduardo
Nieto Arteta. Obras Selectas., Pensadores Políticos Colombianos. Compilación de
Jorge Mario Eastman (Bogotá, D.C: Cámara de Representantes - Imprenta Nacional,
1983), 334.
[14] Correa, Juan S., Ensayos sobre el
pensamiento económico de Luis E. Nieto Arteta (Bogotá, D.C.,: Universidad
Externado de Colombia, 2003), 206.
[15] Esquivel, Ricardo, "La República
neogranadina y la herencia española," in Ensayos sobre el pensamiento
económico de Luis E. Nieto Arteta, ed. Juan S. Correa R. (Bogotá, D.C:
Universidad Externado de Colombia, 2003), 15-38. Aquí el autor llega incluso a
sostener que Nieto fue defensor de la Leyenda Negra que hacía de España un
imperio decadente y fortalecía la imagen del imperio Inglés. A la luz de la
vida de Nieto, no parece que esa idea sea correcta y es una crítica poco
constructiva.
[16] Cataño, Gonzalo, Luis
Eduardo Nieto Arteta…Op. Cít.,
[17] Nieto Arteta, Luis E, Ensayos históricos
y sociológicos, Ed. Gonzalo Cataño. Vol. 38, Biblioteca Básica
Colombiana (Bogotá, D.C: Instituto Colombiano de Cultura, 1978), 241.
[18]
Bourdieau, Pierre, Op. Cit.
[19] Urrego, Miguel Angel, Intelectuales, Estado
y Nación en Colombia. De la guerra de los mil días a la constitución de 1991
(Bogotá, D.C: Universidad Central-DIUC, 2002), 244.
[21] Deas, Malcom, "Miguel Antonio Caro y
amigos: gramática y poder en Colombia," in Del poder y la gramática y
otros ensayos sobre historia, política y literatura colombianas, ed. Malcom
Deas (Bogotá, D.C: Taurus, 2006), 27-62.
También se puede ver: Charry, Carlos, "Los intelectuales
colombianos y el dilema de la construction de la identidad nacional
(1850-1930)," European Review of Latin American and Caribbean Studies
90 (2011), 55-70. http://www.jstor.org/stable/23047820.
[22]
Charry, Carlos, Op. Cit.,
[23]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento moderno…, p. 232-233
[24]
Cataño, Luís Eduardo … , 27.
[25] Cataño, Gonzalo, La
introducción del pensamiento moderno…, p. 83.
[26] Molina, Gerardo, Las ideas socialistas en
Colombia (Bogotá, D.C: Tercer Mundo, 1987), 360.
[27]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento moderno…, p. 84.
[28]
Ibíd., p. 84.
[29]
Molina, Las ideas socialistas … p. 275.
[30] De este último, Nieto
publicó una reseña de una edición argentina de 1943: Nieto Arteta, Luis E, "Dialectica de la naturaleza de Federico
Engels," in Ensayos históricos y sociológicos, ed. Gonzalo Cataño
(Bogotá, D.C: Instituto Colombiano de Cultura, 1943), 53-56; Cataño, Gonzalo, La
introducción del pensamiento moderno…, p. 100.
[31]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 97.
[32] Para
una referencia sobre la importancia de Kautsky en la difusión del marxismo en
su versión ortodoxa ver: Geary, Dick,
"La segunda internacional: socialismo y democracia," in Historia
del pensamiento político del siglo XX, eds. Terence Ball and Richard
Bellamy (Madrid: Akal Universitaria, 2013), 233-252.
[33]
“Engels había publicado los libros segundo y tercero de El Capital; Kautsky luego editó las Teorías sobre la Plusvalía; Merhing posteriormente colaboró en la Correspondencia de Marx y Engels, y al
final de su vida escribió la primera biografía importante de Marx.” Anderson, Perry, Consideraciones sobre el
Marxismo occidental, 11 ed (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2005), 153,
cap. 1., pág. 13.
[34]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 86.
[35] Rodríguez, Eudoro, "Anotaciones
críticas sobre la recepción del marxismo en Colombia," Cuadernos de
Filosofía Latinoamericana (1986), 101-130. El autor hace entonces
referencia a: Medina, Medofilo, Historia del partido comunista de Colombia.
II vols (Bogotá, D,C: Centro de Investigaciones Sociales, 1980), 624; Molina,
Gerardo, Las ideas socialistas…; Meschkat, Klaus, "La herencia
perdida. Movimientos sociales y organización revolucionaria en la década de
1920: el caso del Partido Socialista Revolucionario de Colombia," in El
Marxismo en Colombia, ed. Bernardo Tovar (Bogotá: Universidad Nacioal de
Colombia, 1983).
[36] Ortíz, Hernán, Nieto Arteta y la filosofia
moderna en Colombia, Monografías jurídicas (Bogotá, D.C: Editorial Temis,
2008), 111.
[37] Nieto
Arteta, Luis E, "El debate promovido por La Sociedad Jurídica. La visita
de los estudiantes chilenos," Revista
Jurídica XXV (1933), 73-79.
[38] Ortíz, Op.
Cit., p. 22-24.
[39] Ibíd., 23
[40] Nuestro analista
filosófico nos cuenta además que la posición de Spengler con respecto a El Capital de Marx era que se trataba de
un texto aburrido. Ibíd., p. 28
[41]
Ibíd., 36
[42] Spengler, Oswald, La decadencia de
occidente, Trad. M.G. Morente, 11 ed. II vols. Vol. I (Madrid: Espasa
Calpe, 1966).
[43]
Al final del siglo XX a Spengler se le
conoce como el filósofo que podría llegar a ser una fuente de interpretación
del fin de nuestra era, en el cambio del siglo XXI por el creciente
catastrofismo tanto en el ámbito social como en deterioro de la naturaleza. Farrenkopf,
John, "Spengler's Historical Pessimism and the Tragedy of Our Age," Theory
and Society 22 (1993), 391-412. http://www.jstor.org/stable/657739; Iggers,
Georg G., "John Farrenkopf. Prophet of Decline: Spengler on World History
and Politics " The American Historical Review 107 (2002), 1; Lindenfeld,
David, "Prophet of Decline: Spengler on World History and Politics by John Farrenkopf," Central European
History 36 (2003), 2. http://www.jstor.org/stable/4547369.
[44] Nieto
Arteta, Luis E, "Marx y Spengler," Revista Jurídica XXVI (1934), 37-44. Para Cataño, Nieto utilizó dos
nociones de Cultura: una la spengleriana aquí descrita y otra referida al
espíritu de los pueblos. Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 213.
[45]
Nieto Arteta, Luis E, "Política
socialista colombiana," Revista Jurídica XXIV (1932), 292-297.
[46] Dice
Cataño acerca del intento de Nieto por acercar a Marx y Spengler: “En un texto
superficial y ligero, donde no existe rigor conceptual alguno, Nieto identificó
la dialéctica de las transformaciones sociales, la crítica de la causalidad, la
lógica y el concepto de ley en el marxismo, con las posiciones spenglerianas
tal como aparecían en [el libro de este último] Decadencia de occidente.” Cataño,
Gonzalo, "Luis E. Nieto Arteta: marxismo y…, p. 192-196.
[47]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 103.
[48] Nos dice Ortíz: " [...] las criticas de
Nieto Arteta y su mentor Proudhon, ya resumidas, carecen de rigor, de seriedad,
de ponderación.” Ortíz, Op. Cit., p.
31.
[49]
Ibíd., 43.
[50]
Ibíd., 56.
[51]
Ibíd., 70.
[52] Herrera,
D, "Nosotros y la fenomenología," Cuadernos de Filosofía
Latinoamericana (1986), 83-100.
[53]
Ortíz., 70.
[54]
Ibíd., 45.
[55]
Ibíd., 78.
[56]
Ibíd., 79.
[57]
Ibíd., 84.
[58]
Ibíd., 93.
[59]
Ibíd., 98.
[60]
Ibíd., 100.
[61]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 279, 321.
[62]
Se trató de artículos que aparecieron en el suplemento Lecturas Dominicales de El Tiempo. Eran textos no muy extensos que
tuvieron luego más desarrollo en el libro Economía
y Cultura.
[63]
Cataño, Luís Eduardo … , 43-44.
[64] Nieto Arteta, Luis E, Economía y cultura
en la historia de Colombia, 5 ed (Bogotá, D.C: El Ancora Editores, 1973),
340, págs. 22 y 88
[65]Bourdieu, Pierre, Homo academicus,
Trad. Ariel Dilon, Edited by Siglo XXI Editores, 1a ed (Buenos Aires, 2008).
[66] McGreevey, William Paul, Historia
económica de Colombia 1845-1930, 5 ed (Bogotá: Tercer Mundo, 1989), 324.
[67]
Instituto de Estudios Colombianos, Historia
Económica de Colombia: un debate en marcha (Bogotá, D.C: Biblioteca Banco
Popular., 1975), 311.
[68] Ocampo, José Antonio, Colombia y la
economía mundial (Bogotá, D.C: Siglo XXI Editores, 1984), 456.
[69]
Bejarano, Jesús. Op. Cit.,
[70] Ibíd., p. 90.
[71] Rodríguez, Sandra, "Construcción de la
memoria oficial en el Centenario de la Independencia: el compendio de historia
de Colombia de Henao y Arrubla," Folios (2010), 23-42.
[72] Rodríguez,
Sandra, "El 9 de abril en las políticas de la memoria oficial: el texto
escolar como dispositivo del olvido," Documento presentado al Simposio:
Mataron a Gaitán, Bogotá, D.C 2008.
[73]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 226.
[74]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 226.
[75] Jaramillo, Darío, "Introducción,"
in La nueva historia de Colombia, ed. Darío Jaramillo (Bogotá, D.C:
Instituto Colombiano de Cultura, 1976), 1-24.
[76] Nieto, Luis E, "Critica a un programa
de historia colombiana," in Ensayos históricos y sociológicos, ed.
Gonzalo Cataño (Bogotá, D.C: Instituto Colombiano de Cultura, 1978), 218-228.
[77] Ibíd., p. 218.
[78] Ibíd., p. 222.
[79] Arboleda, Gustavo, Historia Contemporánea
de Colombia, 2 ed. 12 vols. (Bogotá, D.C: Banco Central Hipotecario, 1990).
[80]
Los años de publicación fueron: 1918, 1919, 1930 y 1935.
[81]
Los dos trabajos fueron estudiados a profundidad en: Mejía, Sergio, El pasado como refugio y esperanza. La Historia
eclesiástica y civil de Nueva Granada de José Manuel Groot. CVIII vols. Vol.
CVIII (Bogotá, D.C: Instituto Caro y Cuervo, 2009), 480; ———, La revolución en
letras. La historia de la revolución de Colombia de José Manuel Restrepo
(1781-1863) (Bogotá, D.C.,: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias
Sociales, Departamento de Historia, CESO - Universidad EAFIT, 2007), 294.
[82] Cataño, Gonzalo, La
introducción …, p.226
[83] Bourdieu, Pierre, Homo Economicus…
[84] EMFE,
Vol. IX, No.84, enero 1945.
[85] Alfonso Palacio Rudas había colaborado con
algunos artículos en la revista: La
minería en el Tolima (V.I, No.6, octubre 1937); El control de los cambios (V.II, No.23, Marzo 1939); Lo que nos enseño la crisis (V.III,
No.31, noviembre 1939). EMFE, Vol. X,
No.96, p.1-3. Fueron incluidos tres breves ensayos del biografiado, La
estabilización de las monedas, En torno a los controles, Una
revolución fiscal.
[86] Guillen, Fernando. "Breve biografía de
Carlos Lleras Retrepo." EMFE. Vol. IX, no. 93 (1945): 5-11,
p. 7).
[87] Esteban Jaramillo (1945), José Arturo
Andrade (1945) y Moises Prieto
[88] Antonio García, Jesús Marulanda, Luis López
de Mesa.
[89]
Eliseo Arango y Gonzalo Restrepo Jaramillo
[90] EMFE,
Vol. IX, No.95, diciembre 1945, p. 7.
[91] EMFE, Vol. IX, No. 92, p. 1.
[92]
Guillermo Torres García. EMFE, Vol. IX, No. 86, p. 83-84.
[93] EMFE,
Vol. IX, No.91, p. 3.
[94] EMFE, Vol. XI, No. 97, 1946, p. 26-29.
[95] EMFE. Vol. IX, no. 85; EMFE, Vol.
X, 1946, No.99
[96] Haas, Peter.
"Introduction …
[97]
Martínez, Argemiro, "Comité Editorial," El Financiero. Revista
colombiana de economía y finanzas. 3 (1953 jun), 4.
[98] Nieto Arteta, Luis E, "Actualidad
latinoamericana de Federico List," El Financiero. Revista colombiana de
economía y finanzas III (1953 ago), 53-56.
[99] El
reconocimiento es una de las características que define a un intelectual en la
sociedad. Ver: Goldfarb, Op. Cit.,
[100]
Cataño,
Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 175.
[101]
También tradujo Diagnóstico de nuestro
tiempo de Karl Mannheim (1944); La
biografía intelectual de Dukheim de Harry Alpert (1945); Diccionario de Sociología, de Fairchild
(1949).
[102]
Furtado, Celso, La fantasía
organizada, 2 ed. (Bogotá, D.C: Siglo XXI Editores, 1991), p. 102.
[103] Nieto Arteta, Luis E, "El régimen de
compensación y el comercio americano," El Trimestre Económico. IX
(1943), 560-590; ———, "La cooperación económica interamericana," El
Trimestre Económico. XIV (1948), 516-533; ———, "Los valores, los
precios y la masa monetaria," El Trimestre Económico. XI (1944),
26-51.
[104]
Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … , 52.
[105]
Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … ,
67-68.
[106]
Krauze, Enrique, Daniel Cosio Villegas. Una biografía intelectual (México, D.F:
Fondo de Cultura Económica, 1980), 320,
p. 130-140.
[107]
Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … , 69;
Cataño,
Gonzalo, La introducción …, p.
374.
[108] 1ª,
ed. (1958), Breviarios de Orientación
Colombiana; 2ª, ed. (1971), La Soga al Cuello; 3ª, ed. (1975), Tiempo Presente;
5ª, ed. (1981); 5a, ed. (1985); y, 11ª, ed. (1997) El Áncora Editores.
[109] Nieto, Luis E. "La cooperación…
Reproducido en: Nieto, Luis E, Luis Eduardo Nieto Arteta. Obras
selectas. …
[110] Ibíd., p. 152.
[111] Ibíd., p. 154.
[112]
Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … , 74.
[113]
Villamizar, Juan Carlos, El pensamiento económico… Cap. 4.
[114] La mejor biografía de
Alejandro López es la de Alberto
Mayor, Técnica y Utopía. Biografía
intelectual y política de Alejandro López, 1876-1940. Medellín: Fondo Editorial
Universidad EAFIT, 2001.
[115] Villamizar, Juan Carlos, "Antonio García
Nossa," in Pensamiento colombiano en el siglo XX, eds. Santiago
Castro-Gómez, Alberto Florez-Malagón, Guillermo Hoyos Vásquez and Carmén Millán
de Benavides (Bogotá: Instituto Pensar - Editorial Pontificia Universidad
Javeriana, 2007), 33-68.
[116] Gonzalo Cataño, Op. Cít.
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