viernes, 14 de noviembre de 2014

Nieto Arteta y el marxismo en la historia económica de Colombia

Economía y cultura en la historia de Colombia en la época del silencio. Interpretación sobre la recepción de Nieto Arteta en el siglo XX[1] 
Juan Carlos Villamizar[2]
Primera Edición de 1942


Resumen

Luis E. Nieto adoptó el marxismo como método causando, primero, su rechazo entre la comunidad política de mediados del siglo XX, después propiciando su aceptación en la comunidad epistémica de las ciencias sociales en los setenta. Eso sucedió con Economía y cultura en la historia de Colombia, una obra fundadora de la historia económica nacional. Ese cambio revela los rasgos de una sociedad conservadora en transformación. La paradoja, el autor fue un filósofo del derecho que abandonó el marxismo en favor de la fenomenología y otras corrientes del derecho, pero sólo se conservó la fuerza de su método inicial.

Palabras Clave: Luis E. Nieto / Comunidad Epistémica / Comunidad Política / Historia Económica / Filosofía del Derecho

1.     Introducción


En 2013 se cumplieron cien años del nacimiento de Luis Eduardo Nieto Arteta y setenta y uno de la publicación por vez primera de Economía y Cultura en la Historia de Colombia, una obra fundadora de la historia económica moderna del país. Desde su primera edición en 1942 en los siguientes veinte años pasó inadvertida a la sociedad letrada de Colombia, hasta que la segunda edición de 1962 abriría una de las trayectorias intelectuales más exitosas conocidas para un texto de historia económica en la historiografía colombiana reciente, en tanto llegó hasta su novena edición en 1996.[3] ¿Por qué la sociedad letrada no dijo nada de esa obra durante veinte años? Aquí ofrecemos una explicación que será no sólo atinente a Nieto sino a un rasgo de la sociedad colombiana.
La de Nieto fue la primera historia económica comprensiva acerca del acontecer económico y político del siglo XIX escrita desde una perspectiva marxista. Su éxito editorial se debió a la presencia de corrientes intelectuales del marxismo en los años sesenta y setenta, las cuales, estaban igualmente interesadas en el estudio de la historia nacional desde ese enfoque teórico. En la actualidad, buena parte de su contenido ha sido mejorado y reevaluado por una investigación factual más rigurosa, pero la comprensión de su contenido como del perfil intelectual de su autor, guarda un gran interés, para la historia intelectual y de producción de las ideas en la historia de Colombia.
Al ocuparme de Luis E. Nieto no buscó hacer consideraciones acerca de un héroe, aunque lo parezca, sino establecer en el tiempo en que vivió, cómo su vida estaba marcada por lo que aquí llamaré la comunidad política[4] por oposición a una comunidad epistémica,[5] ésta última, a mediados del siglo XX estaba definida por el incipiente y casi inexistente campo de la historia económica.[6] Otro enfoque teórico que orienta este trabajo es el referido a la literatura acerca de los intelectuales, sus características, su comportamiento y su papel en la sociedad.[7]

2.     La historiografía sobre Luis E. Nieto


Los balances historiográficos han reconocido el carácter pionero de Luis E. Nieto en la apertura de la investigación en historia económica. Muy temprano en 1969, Jorge Orlando Melo[8] destacaba el uso que Nieto daba al método de investigación marxista como herramienta teórica y a las memorias de los Ministros de Hacienda de la segunda mitad del siglo XIX como fuente documental.
Posteriormente Melo en 1980, 1991, 1996 y 1999[9], el texto de Nieto es referenciado como parte de las obras que hay que leer para conocer la historia de Colombia, sin embargo, al haber sido superado su contenido factual, sólo es interesante desde el punto del vista del método y muy poco desde la historia. Entre los trabajos que examinan las tesis de Nieto acerca de la historia económica de Colombia, se encuentran los de Frank Safford[10] y Gonzalo Cataño[11], en ellos, se analizan los aciertos y debilidades encontradas en Economía y Cultura. Este último, destaca que hay un exceso en Nieto al subordinar a lo económico los demás procesos sociales y que, en últimas, Economía y Cultura no es una investigación de archivo. A pesar de ese juicio, no ha dejado de aparecer en las obras posteriores de historia económica colombiana como una obra pionera.[12]
En la historiografía de y sobre Nieto también encontramos una selección de obras de la Cámara de Representantes (1983)[13] que recoge sus escritos de teoría y política económica; la Universidad Externado en Ensayos sobre el pensamiento económico de Luis E. Nieto Arteta (2003),[14] da cuenta del tratamiento que hizo Nieto del alemán Federico List, del libro sobre El café en la sociedad colombiana, del Comercio exterior de Colombia entre 1938 y 1941 y de un comentario a Economía y Cultura. En este último caso, Ricardo Esquivel destaca los errores históricos cometidos por Nieto en su tratamiento de los hechos históricos.[15]
Un estudio de Hernán Ortíz (2008) Nieto Arteta y la filosofía moderna en Colombia, estudia el tratamiento que Nieto hizo del marxismo, de Husserl, Heidegger, Sartre, Scheler, Dilthey y de la filosofía jurídica en tratadistas como Hans Kelsen, Carlos Cossio, Recasens Siches, entre otros.



Conviene destacar que en el mundo de las ciencias sociales colombianas, ha habido interés por estudiar no sólo la obra Economía y Cultura, sino también a su autor. El estudio más reciente, es una extensa biografía, en la cual el biografiado es tomado como medio para explicar La introducción del pensamiento moderno en Colombia en las décadas de 1930 a 1950 elaborada por Gonzalo Cataño (2013). Metodológicamente, Cataño parte de un autor, cuyo legado, reúne las condiciones de haber escrito en abundancia, contar con una fuente privilegiada de dos mil cartas de correspondencia, información de prensa de las décadas del treinta al cincuenta y la disponibilidad de la biblioteca personal de Nieto. Con todo ello, Cataño elabora una historia de la trayectoria de las ideas sociológicas desde Europa a Latinoamerica y dentro de este último continente, la circulación de ideas en el circuito de Brasil, Argentina y México. Así, a través de la vida de un sujeto, Cataño busca revelar el patrón estructural del surgimiento y constitución de las disciplinas del derecho, la sociología y la historia económica. Cataño no es explicito en ello, pero como se demostrará en este ensayo, Nieto fue también el forjador y animador en el campo de la historia.
Una de las tesis de La introducción, se refiere a que Nieto fue un divulgador y difusor, más que un intelectual que trabajó a profundidad en un campo del saber. Lo anterior es cierto en la filosofía del derecho, pero debemos poner un interrogante en relación con la historia económica, en este caso, la metodología del marxismo utilizado por Nieto, mostró la fuerza de su profundidad en el periodo que cubre los treinta y cuatro años que van de la segunda edición de Economía y cultura en 1962 hasta la octava de 1996.
La Introducción, es también una continuidad de otro trabajo anterior del mismo Gonzalo Cataño: Luis Eduardo Nieto Arteta: esbozo intelectual,[16] un estudio que recoge en 117 páginas la vida del personaje, la acumulación de sus éxitos y el trágico final de su corta vida. Igualmente, debemos al mismo autor la recopilación de algunos trabajos de Nieto en Ensayos históricos y sociológicos.[17]
La anterior revisión conduce a dejar sentado el siguiente postulado: el estudio de Economía y cultura, debe comprenderse por un lado, en el amplio marco del trabajo intelectual de Luis E. Nieto y la época en la que él vivió como individuo, es decir, se trata del tiempo del sujeto; y, por otro lado, el legado que dejó para las generaciones futuras, se trata del tiempo de la obra del autor.
Luis E. Nieto fue un filósofo del derecho, todas sus preguntas se enfocaron a resolver los dilemas, incertidumbres e hipótesis que este campo del conocimiento le imponían en los años del segundo cuarto del siglo XX, a ello se agregó su interés por el marxismo que derivo, en un corto periodo de su vida intelectual, en su dedicación a la historia económica y sus componentes, la historia y la economía.
En relación con la época vivida y la época de su presencia intelectual, la figura de Nieto se presta para mostrar el desarrollo incipiente de la historia económica en Colombia como campo epistémico del pensamiento a mediados del siglo XX (y lo mismo podría decirse de la filosofía del derecho) y es sólo en el momento de su inicio como campo, en los años setenta, cuando la obra de Nieto cobra vida; en el caso de la filosofía del derecho la situación tiene una variación porque Nieto buscó el campo epistémico más allá de las fronteras colombianas sin que tuviera resultados positivos en su obra. Es por esto último, que presentaremos a Nieto Arteta en sus dos facetas: como abogado y como intelectual.

3.     Nieto: un intelectual para la modernidad


Luis E. Nieto nació en 1913, ingresó a los dieciocho años al mayor centro de formación de las élites colombianas en la primera mitad del siglo XX, la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional en Bogotá, coincidiendo con el comienzo de los gobiernos liberales en el gobierno luego de cuarenta años de dominio conservador. La vida de Nieto plantea interacciones entre el campo de la cultura y el poder político. El campo de la cultura plantea jerarquías y relaciones de poder en las cuales se ponen a prueba diferentes tipos de acumulación de capital: cultural, simbólico, económico, político[18]. Para el caso colombiano, el estudio Intelectuales, Estado y Nación en Colombia,[19] muestra la formación del campo cultural en el siglo XX y encuentra que,

[…] la formación del campo cultural está determinada por una particular marginalidad con respecto al mundo capitalista. No sólo la inserción en el mercado mundial y el acceso de capitales fue pobre a comienzos del siglo XX, también, en el terreno de las ideas existieron limitaciones en la recepción de las corrientes más avanzadas del pensamiento universal. […] La Iglesia y el partido conservador se empecinaron en señalar que el liberalismo, además de ser un pecado, era una escuela de pensamiento extraña a nuestra realidad. Este juicio ha sido repetido, […] para oponerse a la circulación del marxismo y a otras corrientes críticas.[20]

El estudio de Urrego divide el siglo XX en cinco grandes periodos: la hegemonía conservadora (1890-1930), la república liberal (1930-1946), los intelectuales bajo la violencia (1946-1962), el surgimiento del campo intelectual (1962-1982), y finalmente, el periodo de la reintegración de los intelectuales al Estado (1982-1991). Nieto Arteta vivió en los tres primeros periodos (1913-1956), los cuales, coinciden con el tránsito de las disputas por el poder entre liberales y conservadores hasta el 13 de junio de 1953, luego el interludio del régimen militar hasta el 10 de mayo de 1957; posteriormente, sobrevivirá su obra Economía y cultura, la fase de reaparición en el periodo del Frente Nacional, en que surge el campo intelectual hasta finales del siglo XX.


Su formación como abogado coincidió con el final de los gobiernos conservadores y el inicio de la república liberal en los años treinta. Se trata de un período en que los ideales hispánicos, conservadores y católicos, ceden un poco a la presencia de las ideas liberales. Colombia había vivido cuarenta años bajo el predominio de los preceptos conservadores los que tuvieron su expresión intelectual en los gramáticos Miguel Antonio Caro, Rufino José Cuervo, José Manuel Marroquín, Marco Fidel Suarez y José Manuel Groot. La preocupación por el idioma “[…] radicaba en que la lengua permitía la conexión con el pasado español, lo que definía la clase de república que estos humanistas querían.”[21] Además del idioma estaba la religión católica, los dos componentes considerados la fuente de la civilización heredada de España y que los conservadores defenderían y afirmarían en la constitución política de 1886.[22] Con el ascenso de los liberales al poder, esta concepción lentamente cambió, pero no dejaba de ser controvertida en el campo intelectual y político. Así pues, la formación en una profesión como el derecho era una forma de insertarse en esa herencia y muy lentamente, transitar hacia otras profesiones liberales como la economía y la filosofía. Situación que se iniciaría a finales de los años cuarenta.
La biografía de Gonzalo Cataño[23] nos cuenta como Nieto no tenía dotes para el ejercicio del derecho como una profesión liberal, es decir, manteniendo una oficina con procesos y atendiendo clientes permanentemente, por el contrario, su único intento fue un fracaso, lo que podía deberse a su falta de relaciones con los mundos de la política y los negocios.

3.2. El intelectual

El hecho más relevante en la formación del capital intelectual de Nieto Arteta, como estudiante de derecho fue su participación en el Grupo Marxista. Un grupo estudiantil formado con el fin específico de "divulgar el marxismo, interpretar la realidad colombiana a la luz del materialismo histórico y discutir las tensiones nacionales e internacionales contemporáneas."[24] Aunque de corta duración (1933-1934), su impacto fue grande. No tuvo una publicación propia, sus trabajos salían en Acción Liberal –Revista auspiciada por la Dirección Nacional Liberal y dirigida por el político Plinio Mendoza Neira y el poeta Darío Samper- y la Revista Jurídica de la Universidad Nacional. Para muchas de sus actividades contó con el patrocinio económico de algunos políticos simpatizantes como, Luis Cano, Germán Arciniegas, José Mar, Alberto Lleras Camargo y Darío Echandía.[25] Se declaro por fuera de los partidos políticos, cuando tal actitud, resultaba novedosa y revolucionaria.[26]
“La divulgación del pensamiento socialista y el análisis de los problemas sociales bajo la mirada del materialismo histórico constituyeron el rasgo más distintivo del Grupo Marxista.”[27] A diferencia de la generación socialista de los años veinte, el Grupo Marxista se acercó “al legado de Marx y Engels como instrumento de investigación y como marco de crítica social y política.”[28] En ese grupo se destacó Nieto por adaptar el marxismo a las condiciones colombianas y lo llevó a convertirse – según Gerardo Molina- en el ideólogo de su generación.[29] Entre las lecturas de Nieto estaban: El Anti-During y Dialéctica de la naturaleza de Engels,[30] las Cuestiones de Plejanov, El Capital de Marx y la Acumulación de Capital de Rosa Luxemburgo. Era de acuerdo con Gonzalo Cataño, “la infancia del marxismo en Colombia.”[31]

3.2.2.     El Marxismo filosófico

Para los años treinta del siglo XX, el marxismo como movimiento intelectual había tomado forma a nivel mundial. De sus fundadores Marx y Engels, éste último, será el que elabora las primeras exposiciones sistemáticas del materialismo histórico, principalmente, con las obras El Anti-During, La Ideología Alemana y la Dialéctica de la Naturaleza; a ellos le sucedieron, una segunda generación de intelectuales provenientes de las regiones más atrasadas de Europa, Gyorgy Plejánov (1856-1918), Karl Kautsky (1854-1938)[32], Antonio Labriola (1843-1904) y Franz Merhing (1846-1919). Los cuatro tuvieron la influencia formativa de Engels y se ocuparon de sistematizar el materialismo histórico como una teoría general del hombre y de la naturaleza.[33]
Los primeros teóricos del Marxismo desempeñarían un papel destacado en la dirección de partidos socialistas en sus países: Vladimir Lenin (1870-1923), León Trostky (1879-1940), Rosa Luxemburgo (1871-1919), Rudolf  Hilferding (1877-1941), Otto Bauer (1881-1938), Yeugueni Alekséyevich Preobrazhenski (1886-1937) y Nicolai Ivanovich Bujarin (1888-1938). Todos ellos, sentarán las bases de una teoría política marxista. El Grupo Marxista, se acercó a algunos de ellos a través de las obras traducidas por las editoriales españolas.[34]
Dos aspectos caracterizaron la presencia del marxismo en Colombia en la primera mitad del siglo XX. De un lado, el hecho de ser un pensamiento estrechamente unido a la práctica política hizo que el interés por tales ideas siempre estuviera unido a los movimientos políticos de izquierda que se crearon desde muy temprano en los años veinte[35]. De otro lado, el referido a la incidencia de la interpretación del marxismo en los hechos sociales de Colombia. Es allí donde ingresa Luis E. Nieto. Pero no se trataba sólo que hubiera aprendido el marxismo y lo aplicara a Colombia, su experiencia intelectual partió de la filosofía del derecho y una de sus ramas fue el marxismo. En la vida intelectual de Nieto, el centro de sus estudios fue la filosofía del derecho, la fuerza y el impulso de su capacidad de trabajo lo llevó a detenerse por un lapso de unos diez años (1933-1942) en el marxismo, en algunos aspectos de la economía y motivado por la escritura de Economía y cultura, en la historia.
Hernán Ortíz (2008), hace un balance del pensamiento filosófico de Nieto y su aporte a la filosofía moderna en Colombia.[36] Lo primero, resalta que los primeros marxistas colombianos fueron de talla menor y no tuvieron la resonancia de los argentinos Juan B. Justo y Anibal Ponce, del chileno Luis Emilio Recabarren o del Peruano José Carlos Mariategui. Lo segundo, trata de los escritos de Nieto, los cuales Ortíz clasifica en los relacionados con el marxismo y los que se ocupan de la fenomenología. Entre los primeros están: En defensa del pensamiento de Marx (1933)[37] “una buena tarea escolar de un joven inteligente” – dice Ortíz; Marxismo y liberalismo (1934) del cual Ortíz aduce que se trata de las ideas de un joven intelectual y por lo tanto, sin la profundidad requerida. El texto en sí mismo, no hace una síntesis polémica de las dos corrientes filosóficas, sólo en contados pasajes, encuentra Ortíz que Nieto logra plantear problemas relevantes como el referido a las luchas de las burguesías unidas a los terratenientes (conservadores) en contra de las clases oprimidas.
Los dos siguientes trabajos tratan de la relación entre Marx y Spengler (1934) y seis años después Posibilidad teórica de un marxismo spengleriano (1940). Es de esta fusión un tanto extraña, que Nieto Arteta obtiene su idea de cultura. Cuenta Ortíz que la filosofía spengleriana es:

[…] una novedosa filosofía de la historia de inspiración vitalista e irracionalista, que veía a la historia como el desarrollo de un organismo viviente que debía diferenciarse de la naturaleza”, la cual tendría su expresión a través de “varias culturas independientes, autónomas, cada una con su respectiva alma, que tarde o temprano degeneraban en civilizaciones, [con] su infancia, crecimiento y muerte.[38]

En el primer texto de 1934, Ortíz excusa a Nieto diciendo que se trataba de "un joven estudiante con escasos veinte años, en un medio de limitados alcances culturales."[39] En el segundo de 1940, que es un intento de fusión de las dos filosofías, Ortíz se reafirma en la falta de rigor conceptual de Nieto en el tratamiento de esos autores.[40] Para Ortíz los estudios filosóficos marxistas de Nieto no son afortunados, “en parte por la juventud del autor y por la falta de conocimiento de la literatura marxista” (p. 36) y agrega que a pesar de esa falencia, Nieto tiene

“[…] un puesto valioso como pionero de la filosofía moderna en Colombia, como un notable precursor que rompe con la escolástica católica imperante en el país, desde la regeneración. En cambio, sus estudios históricos, en buena parte apoyados en el marxismo, […] tienen gran importancia porque inauguran la nueva historia colombiana, como lo reconocen todos los autores, de una historia que pasa de los análisis heroicos y narrativos a las interpretaciones científicas de los hechos, a partir de las luchas sociales, estudios que también lo sitúan como pionero en nuestro país en este campo de las ciencias sociales."[41]

3.2.3.     La filosofía de Spengler

Detengámonos un poco en Spengler para tratar de entender por qué llega Nieto a considerar este filósofo alemán. Su obra principal La decadencia de occidente, se publicó por primera vez en 1918 (Tomo I) y 1922 (Tomo II), y ya en 1925 se conoció una edición en español, después hubo otras ediciones españolas en 1932 y 1937. En el prólogo a esta edición, José Ortega y Gasset nos dice:

“No basta, pues, con la historia de los historiadores. Spengler cree descubrir la verdadera substancia, el verdadero «objeto» histórico en la «cultura». La «cultura», esto es, un cierto modo orgánico de pensar y sentir, sería, según él el sujeto, el protagonista de todo proceso histórico. Hasta ahora han aparecido sobre la tierra varios de estos seres propiamente históricos. Spengler enumera hasta nueve culturas, cuya existencia ha ido sucesivamente llenando el tiempo histórico. Las «culturas» tienen una vida independiente de las razas que las llevan en sí.”[42]

Esas culturas son la Antigua o Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, la Mágica cultura de la cristiandad y el Islam y la Occidental o Fáustica, cada una de las cuales, pasa por las etapas de crecimiento, juventud, florecimiento y decadencia. En los inicios del siglo XX y luego de la Primera Guerra Mundial era claro el interés que suscitaba Spengler, dado el estado de catástrofe al que había llegado Europa. Para el tiempo en que Nieto escribe su segundo artículo sobre Spengler está teniendo lugar la guerra civil española y ha dado inició la Segunda Guerra Mundial, de manera que la decadencia de la cultura occidental estaba a la orden del día[43], pero a su vez, para Nieto resultaba sugestiva la noción spengleriana de cultura. Esta era una “creación de valores intelectuales” y cuando esos valores se utilizan para la formación y desarrollo de la técnica, se trataría de civilización.[44] Entonces, si occidente estaba en decadencia era posible que el socialismo se trasladara a Colombia.[45]
Nieto intentó hacer una fusión entre el marxismo y la filosofía de Spengler,[46]un intento fallido producto de la precariedad del conocimiento sobre el desarrollo de las ciencias sociales de la época. Al respecto Gonzalo Cataño nos ofrece una descripción del rechazo que tuvo Spengler entre los intelectuales alemanes de comienzos del siglo XX, entre ellos Max Weber y Tomas Mann.[47]
Ortíz encuentra en el texto sobre Marx y Proudhon (1941) de Nieto, “un ensayo de mayor ponderación […] aunque débil desde el punto de vista filosófico.”[48] Por su parte en Dialéctica de la naturaleza de Federico Engels (reseña bibliográfica)" (1943), estaría mostrando que en el marxismo de Nieto tuvo mayor peso Engels que Marx, razón por la cual, en muchos pasajes del Economía y Cultura es posible detectar la fuerza que le otorga a la noción naturalista de la historia, como veremos en la sección siguiente.

3.2.4.     La Fenomenología

El segundo momento en las ideas filosóficas de Nieto, ocurre durante los años cuarenta, en que cierra el capítulo del marxismo e inicia el estudio de la fenomenología de Husserl. Ese cambio se observa en el escrito: La virtualidad creadora de la dialéctica (1941). De acuerdo con Ortíz, "el compromiso de Nieto Arteta fue con el filosofar moderno, crítico de la escolástica católica, heredada de España que detuvo mucho tiempo la recepción de la modernidad en Colombia."[49] Ese estudio filosófico lo aborda Nieto en una versión de segunda mano, la de Ortega y Gasset, García Morente y [Ramón] Xirau [Subías] un filosofo mexicano de origen Catalán. Es este último quien hace una introducción a la obra, Las investigaciones lógicas de Husserl. Ortíz refiere que para tratar el problema del sujeto y el objeto, Nieto se vale del filósofo alemán Nicolai Hartmann, a quien tampoco estudia directamente, un tercero que no es el más indicado.
En esta fase - dice Ortíz -, Nieto está todavía prisionero de La decadencia de occidente de Spengler, así su entrada a Husserl la hace aún bajo las categorías de raíces spenglerianas como: metafísica del racionalismo, la forma y su sentido dialéctico, la perspectiva dialéctica del mundo.
En 1948 Nieto escribe Lógica y ontología, en la cual hace una crítica al marxismo y a la dialéctica de la naturaleza: para él "... no hay una sola dialéctica, hay varias [...] En lugar del monismo dialéctico de Hegel y Marx debe sostenerse un pluralismo dialéctico. La fenomenología ha pluralizado la realidad." Afirmación que dice Ortíz es “desacertada e ingenua”, la dialéctica Hegeliana y Marxista no puede reducirse a unas pocas leyes, la realidad social, económica, natural, jurídica, política o étnica, es compleja, amplia, interconectada y dinámica.[50] A pesar del anterior desacierto Ortíz encuentra que esta obra ubicó a Nieto como "un pionero de la filosofía en Colombia, que intentó armonizar varias tendencias del pensamiento característico de la modernidad europea no fáciles de conciliar, como marxismo y fenomenología."[51] Esta idea es compartida por otro filósofo colombiano Daniel Herrera Restrepo.[52]
Cinco años más tarde Nieto escribirá -en opinión de Ortíz-, un texto "meritorio"[53]: Husserl y Heidegger. La fenomenología y la analítica de la existencia (1953). Allí, "podemos ver a un estudioso con rigor que va a las fuentes directas de dos grandes filósofos, posiblemente los más fecundos del siglo XX en occidente, mostrando gran conocimiento de las obras analizadas, por cierto muy difíciles."[54]
Para Nieto el área de interés específico en el campo filosófico fue la filosofía jurídica. Allí se interesó por determinar cuál era la esencia de lo jurídico, buscando superar la interpretación de las formas jurídicas como fuente del derecho. Nieto Arteta se aproxima a Kelsen de manera crítica, en un ensayo juvenil dedicado a Kant, Stammler y Kelsen. Vida y pasión del formalismo jurídico (1939), allí critica el formalismo jurídico porque “reducen el derecho a la forma, sin tomar en cuenta el contenido."[55] En la teoría pura del derecho, dice Nieto Arteta, <<el frenesí kantiano es intenso y enternecedor>>, la forma predomina sobre el contenido, haciéndola su realidad jurídica sin que para nada interese el contenido social, político o económico que sustente esa normatividad.[56]
Lógica, fenomenología y formalismo jurídico (1942), fue un texto que Ortíz califica como, "una pequeña gran obra", así mismo Gutiérrez Girardot -dice Ortíz- la juzgó como que "merece una mención en cualquier recuento de la historia de la filosofía en Colombia"[57]
Otro escrito, La interpretación de las normas jurídicas (s.f.), para Ortíz es la mejor producción iusfilósofica y jurídica de Nieto, "en tres capítulos se propone Nieto Arteta criticar las escuelas tradicionales y racionalistas de interpretación jurídica dominante en su tiempo."[58] La escuela de la exégesis, que deja al intérprete de la norma como un autómata al identificar el derecho con la ley; y, la escuela racionalista, en la cual impera la técnica jurídica llena de conceptos pero vacía de vitalidad humana; así, decide formular una tercera forma de ver el problema de la interpretación de las normas, según la cual, "toda decisión interpretativa es una decisión política."[59] A su vez, la política "es una determinada conducta humana", y como tal tiene “su toque de irracionalidad" […] "Las deducciones de Nieto Arteta para llegar a la anterior afirmación son sencillas y se apoyan en Manmheim, quien al menos describe la estructura social integrada por clases con sus luchas y sus  fuerzas irracionales que determinan el lugar y la función del individuo en la sociedad [...]".[60]
El aporte de Nieto al ingreso de la filosofía en Colombia es calificado por los analistas de significativo, como se ha visto aquí, pero también en este campo tuvo un pequeño brillo en la región latinoamericana al punto que su biógrafo más importante dice que gracias a la lectura de y la comunicación constante con el español Luis Recaséns y el argentino Carlos Cossio, Luis E. Nieto se convirtió en “el filósofo colombiano más citado en América Latina a mediados de los años cuarenta y el pensador nacional con mayores vínculos intelectuales en la región.”[61]

4.      Economía y cultura

Economía y Cultura Nieto la había comenzado a redactar cuatro años antes de su edición completa, publicando algunos avances en el diario capitalino El Tiempo en 1938 y 1939.[62] Él mismo era consciente de la originalidad de su libro y de la contribución que estaba realizando a la investigación histórica.[63] Su propósito, hacer un ensayo de interpretación de la historia colombiana mediante el cual -según Nieto-, superar la interpretación de la historiografía de su tiempo.
Lo más destacado de este libro fue el uso del método marxista. El marxismo es la fuente para interpretar la historia: las nociones fuerza productiva, modo de producción, crisis y ley histórica son constitutivas del materialismo histórico, a partir de ellas Nieto elabora un planteamiento, según el cual, los hechos económicos son prioritarios: indaga por la situación del comercio en el siglo XIX, las medidas económicas y el comportamiento de los principales productos de exportación –tabaco, quina y añil-. El motor económico, que está en la base de los conflictos sociales, es la evolución de las fuerzas productivas (la combinación del trabajo con los medios de producción en distintos momentos de la historia) las que definen los contornos de “la gran ley de la historia,”[64] ellas determinan el cambio de un modo de producción a otro, mediante un movimiento de auge, decadencia y crisis económica y social.

Portada de la Primera edición de 1942
Economía y cultura muestra la formación de las fuerzas productivas desde finales de la Colonia hasta el fin del siglo XIX. Para estudiar ese periodo Nieto lo divide en épocas: la época colonial, dominada por costumbres feudales que entran en crisis al inicio del siglo XIX con la revolución política de 1810, pero que no llega a su disolución total (idea que era compartida por el Grupo Marxista); por ello, se inaugura un segundo periodo, la época clásica o de la reacción conservadora, en contra de los intentos de liberar las fuerzas productivas represadas en el modo de producción anterior; la inevitabilidad de la ley histórica, produce la tercera época, de la revolución liberal de mediados del siglo XIX, también llamada romántica, llena de esperanza por el advenimiento de un futuro grandioso, pero es al mismo tiempo anárquica, contradicción que desencadena otra crisis después de 1870; así, el siglo termina con la época regeneradora y de construcción de una sociedad –según Nieto- liberal y unificada, que avanza en el liberalismo económico y corrige los errores del periodo anterior.
Un planteamiento de este tipo en la Colombia de 1942, es el hito fundador del campo de la historia económica en Colombia,[65] en una época, en que la economía no estaba consolidada como un campo de conocimiento autónomo, y quienes la ejercían, eran  abogados dedicados principalmente a la hacienda pública.
El segundo aspecto destacable de la investigación realizada por Nieto en los años cuarenta fue el método. Las memorias de los Secretarios de Hacienda y las estadísticas de comercio exterior, son las fuentes primarias que Nieto explora sistemáticamente. Con ellas, explica los ciclos de producción y exportación de todos los productos transados en el siglo XIX, a pesar de lo cual no informa apropiadamente la fuente de sus datos, ni la consistencia de los mismos. La historiografía tendría que esperar hasta 1973, al trabajo de William McGreevey, Historia económica de Colombia 1845-1930,[66] para la revisión de las cifras de comercio exterior del siglo XIX.[67] Después en 1984, cuando se publicó, Colombia y la economía mundial 1830-1910 de José Antonio Ocampo,[68] se contaría con una serie sistemática, consistente y rigurosamente validada sobre el comercio exterior colombiano en el siglo XIX. Será este aspecto, la información cuantitativa, uno de los pilares, -no el único- sobre el cual, se constituye, el campo de la historia económica,[69] y será Nieto uno de los primeros autores en adelantar su investigación desde allí.
Una de las conclusiones que, para un marxista como Nieto, resultaba lógica era que 1810 no fuera el momento en que la sociedad cambió, la Independencia había sido sólo una revolución política de la superestructura ideológica sin consecuencias en la base social, en la estructura económica. El cambio verdadero surgió cuando las nacientes manufacturas del oriente colombiano exigieron: primero, “la desaparición de la economía colectiva agrícola”, que implicaba, la supresión de los resguardos; segundo, la extinción de la esclavitud; tercero, la supresión del monopolio sobre los bienes agrícolas y de los diezmos; cuarto, los intentos de establecer la contribución directa en reemplazo de la multiplicidad de impuestos indirectos. Esas eran condiciones para el surgimiento de un mercado de trabajo y el surgimiento del capitalismo en Colombia. En 1850, -dice Nieto- la situación histórica estaba madura: “había una necesidad objetiva encerrada, implícita […]. Las necesidades históricas siempre se realizan, aún contra el querer de determinados grupos sociales, o clases.”[70]

5.     Recepción del pensamiento de Nieto

La producción intelectual de Luis E. Nieto, se vio afectada en los siguientes veinte años, por tres factores: la ausencia en Colombia como campos autónomos de la economía, la historia y la historia económica; sus propios intereses intelectuales; y, su actitud burocrática.

4.1. El campo de la historia

En el primer caso, como hemos visto, Economía y Cultura, era una respuesta a la carencia de trabajos que se interrogaran teórica y empíricamente por el proceso de la historia de Colombia, sentando las bases de la historia económica que se desarrolló hasta los años setenta.
Así mismo, la historia ya se encontraba institucionalizada en la Academia Colombiana de Historia desde 1902, sin embargo, era un cuerpo de conocimiento estrechamente vinculado a los intereses del Estado conservador y católico, desligado de las prácticas científicas de una disciplina, que se tradujo en la adaptación pedagógica de la historia de Colombia y en la construcción de una memoria oficial.[71] El mismo Nieto se refirió a ellos[72] como historiadores que se dedicaron “a hacer una historia de oropel: 20 de julio, 7 de agosto, Junín, Ayacucho, Conspiración Septembrina, etc. Sólo nos han presentado en sus pobres manuales unos hechos que no son los que nos pueden dar la comprensión exacta de los sucesos históricos de nuestro país”[73]
Un planteamiento como el de Nieto rompía con la historia heroica, la epopeya libertadora y la idea de construcción de la nacionalidad. Los nuevos protagonistas de la historia serán artesanos, latifundistas, comerciantes, negros esclavos, indios, caracterizados bajo la denominación sociológica de clases sociales. Él mismo era consciente de su contribución y decía: “Yo mismo considero, sin petulancia y sin algarabías, a mis ensayos, un esfuerzo por crear la historia nacional.”[74] Sin embargo, sólo hasta 1976, ocupara el puesto que le correspondía como pionero en la constitución de la Nueva Historia, que se nutría del marxismo, los Anales franceses y la historia cuantitativa norteamericana, superando con ello la historia del manual.[75] Ese sería el inicio de la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo de dirección económica y política de la sociedad.
También hizo una crítica al programa de historia de Colombia formulado por la Academia Nacional de Historia en El Tiempo del 16 de diciembre de 1946.[76] Se refirió Nieto a que la historia colombiana era puramente exterior y acentuaba desmesuradamente los hechos políticos,[77] los cuales, además, no eran los de mayor importancia para la historia nacional; la Academia de Historia había ignorado hechos como el ensayo de Antonio Nariño en que crítica la economía colonial y, en su lugar, resaltaban la traducción de los Derechos del Hombre; así mismo, en el Memorial de Agravios de Camilo Torres, “prescinden de aquellos párrafos que sostienen la necesidad de la extinción de la economía colonial;”[78] con referencia al 20 de julio de 1810, “el autor nos escamoteará el sentido jurídico-político del Cabildo Abierto.”
Para él, en el tratamiento del periodo radical los Académicos sufren del “temor de precisar su contenido”, porque figurarían hechos espinosos y molestos: como la revolución anti-colonial de la juventud radical, la transformación de la cultura nacional, el surgimiento de la sociología americana y de cómo se realiza la concepción liberal del mundo y de la vida; todo el periodo del federalismo es muy breve, con grandes silencios históricos; la Regeneración, esa época, que ha exaltado Nieto en Economía y Cultura por ser el tiempo de la organización de la República, ahora en 1946, en el proyecto de los Académicos, en lugar de ser un tomo, sólo tenía dedicado un capítulo; con respecto al siglo XX, no se habla de “la actual transformación de la cultura colombiana, la nueva poesía, la nueva filosofía, la nueva ciencia jurídica.”
Llama la atención que Luis E. Nieto Arteta no se refiriera a la Historia Contemporánea de Colombia de Gustavo Arboleda,[79] que para entonces – 1942 – ya había publicado los seis tomos en Bogotá, Popayán y Cali[80]. Es probable que, si la conocía, la desecho como fuente de sus investigaciones, en razón a que era una obra centrada en el acontecimiento político. Tampoco conocía las obras de José Manuel Restrepo,  La historia de la revolución de Colombia (1781-1863) de 1858, o, la de José Manuel Groot, la Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada – Escrita sobre documentos auténticos de 1871, probablemente por la misma razón que no conocía la de Arboleda.[81] Eso no impidió, sin embargo, que fuera nombrado miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia el 10 de febrero de 1947.[82]

4.2. El campo de la economía

Nieto Arteta poseía un gran acervo intelectual adquirido en la Universidad Nacional y en su trabajo y esfuerzo personal; a pesar de ello, para un intelectual de su tiempo, en la fría Bogotá, esas eran credenciales insuficientes para garantizar la difusión de una obra como la que acababa de publicar, si quería que fuera leída, necesitaba estar en el mundo político de los partidos liberal-conservador y comprometido en sus modos y formas de actuar.

Tabla de contenido en la Primera Edición, 1942
El campo del pensamiento y análisis económico era inexistente. De lo que se podría hablar en los años cuarenta y cincuenta era del campo de la hacienda pública copado por los funcionarios y burócratas –en el sentido Weberiano- que ocupaban cargos en la administración del Estado como Ministros de Hacienda o de algún nivel de gobierno. Si asumimos que un campo de conocimiento reúne a personas alrededor de un saber y que además esas personas se relacionan con base en redes de poder, encontraremos algunas de las claves para entender la nula difusión que tuvo la obra de Nieto en los siguientes veinte años a su primera edición.[83]
Entre 1940 y 1958 existieron dos publicaciones que se constituyeron en el referente público para el debate de los asuntos económicos, en las cuales participó Nieto Arteta. La primera de ellas, era El Mes Financiero y Económico (EMFE), que circuló entre 1937 y 1948, dirigida por el congresista y antiguo Contralor General de la República Plinio Mendoza; la segunda, El Mes Financiero. Revista Colombiana de Economía y Finanzas (RCEF), circuló entre 1951 y 1958, dirigida por el abogado y representante a la Cámara Argemiro Martínez. Éstas publicaciones ofrecieron pequeñas reseñas biográficas de sus colaboradores, en las cuales, se exaltaba su ejercicio profesional en el campo de la economía, y se dieron a sí mismas, la tarea de otorgar a tales autores o personajes públicos, el título de “economistas”.
La primera, había nacido al abrigo de las reformas económicas liberales de los años treinta del siglo pasado, sus miembros, eran partidarios del cambio, luego de cuarenta años de la  República Conservadora. Era una comunidad política y de negocios que intentaba comunicar los asuntos económicos, a los que ahora, en medio de una economía más compleja, se veían enfrentados.
Así, en 1945, ellos definieron que quien ejercía la profesión de economista, adquiría un rango especial, como lo habían sido los abogados o los militares y sacerdotes en el siglo XIX. Era una preocupación por posicionar el conocimiento que requería la creciente industrialización del país. El grupo seleccionado estaba compuesto por trece abogados, tres economistas, dos ingenieros civiles, un médico y un financista. El principal centro de formación era la Universidad Nacional, dos acreditaban estudios en los Estados Unidos, uno en Moscú, otro en la Universidad de Chile, y los demás, de las universidades del Cauca, Externado y Libre.
Estas características de formación no eran las principales y más destacadas por el editor, la sociedad colombiana de la primera mitad del siglo XX, había estructurado la sociedad alrededor de los partidos políticos, es decir, la estructura del campo, en términos del nuevo conocimiento que está naciendo –el económico-, se revela por la posición de poder, en este caso, de poder político.
Los seleccionados fueron: el Presidente de la República Alfonso López Pumarejo,[84] los Contralores Generales de la República Alfonso Palacio Rudas[85] y Carlos Lleras Restrepo quién estuvo como editorialista la mayor parte del tiempo,[86] tres representantes ante la Junta Directiva del Banco de la República,[87] tres miembros de la Junta de Defensa Económica Nacional,[88] dos profesores de economía,[89]el candidato a la presidencia Mariano Ospina Pérez, el Ministro de Hacienda Francisco de Paula Pérez,[90] el exministro Esteban Jaramillo, [91] un alto funcionario Jefe del Departamento de Comercio del Ministerio de Relaciones Exteriores que había publicado la historia del dinero en Colombia,[92] Alejandro López,[93] Luis López de Mesa,[94] y Antonio García.[95]
Sólo faltaba Nieto, que escribió para la revista ocho artículos entre 1940 y 1945, no sería destacado por sus capacidades intelectuales; era claro el perfil de comunidad política, pero no de comunidad epistémica, es decir, un grupo que plantea problemas, ofrece soluciones y debate alrededor de un campo del saber, en este caso, la economía.[96]
En los cincuenta, la segunda publicación, la Revista Colombiana de Economía y Finanzas, RCEF, mantendría el espíritu de la anterior. El Comité editorial estaba conformado por Miguel López hermano del exPresidente Alfonso López,  el exMinistro de Hacienda Francisco de Paula Pérez, el diplomático Abel Botero, el delegado permanente ante las Naciones Unidas Eliseo Arango, el Representante a la Cámara Augusto Espinosa y el exRector de la Universidad Nacional Gerardo Molina.
El consejo editorial estaba compuesto, de nuevo, por miembros de la comunidad política, pero que, para la sociedad de entonces y en particular para su director, eran “intelectuales del mayor prestigio en los temas de la economía y las finanzas […] ampliamente conocidos del país por su larga trayectoria en posiciones administrativas, parlamentarias y diplomáticas.[97] La publicación estaba dirigida a industriales, comerciantes, banqueros, hombres de negocios, -como había ocurrido con la revista liberal de los cuarenta- por lo tanto, durante sus nueve años de existencia, hicieron intentos por mantener informados a sus lectores de la situación económica de Colombia y del mundo. Será, en esta publicación en la que Nieto publicó uno de sus últimos artículos teóricos: Actualidad latinoamericana de Federico List.[98]
La experiencia de elaboración de un panteón de los economistas que las dos publicaciones hicieron, ponía en evidencia que los elegidos tenían acceso a las redes de poder de los partidos políticos y del Estado mismo. Esa no era la situación de Luis E. Nieto, él era un funcionario gris sin apoyo político, sin nada que ofrecer en el mundo de la política, extraviado en las obras de Marx, Husserl y Kelsen, entre otros.
Pero esa falta de reconocimiento[99] de Nieto como el intelectual que era en la sociedad de su tiempo, producto de la comunidad política en que estaba inserto, no implicaba que él, como sujeto, no hubiera hecho uso de las mismas prácticas: cuando Germán Arciniegas, publicó América, Tierra Firme en 1940, escribió un ensayo exaltando el texto de Arciniegas, al punto que este último le respondió: “a usted la crítica se le va de entre las manos cuando toca obras mías. ¡Cuidado!”[100] Lo que Luis E. Nieto requería en ese momento era mantener el acceso al periódico El Tiempo, el diario de mayor circulación nacional.

Portada interior de la Primera Edición de 1942
El segundo factor, que afectó la difusión de Economía y Cultura, fue que el interés intelectual de Nieto estaba principalmente puesto en la filosofía del derecho y no en la economía ni en la historia económica, éstos dos últimos campos, habían sido un desarrollo lógico dentro de su formación en el marxismo (que le duró diez años), sin embargo, como se vio antes, no cambiaría su interés por la filosofía, aún a pesar de los hechos que a continuación se escriben.
Desde muy temprano en 1936, Nieto ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores, lo que le permitió entrar en contacto con el universo intelectual latinoamericano. Eso lo llevó a un periplo por México, Argentina y Brasil.
En 1945 en México se reunió con el grupo directivo de la editorial el Fondo de Cultura Económica (FCE): su director Daniel Cosío Villegas, el encargado de la sección de sociología José Medina y el director de la revista económica de la misma editorial El Trimestre Económico, Víctor Urquidi. Los tres estarían estrechamente vinculados al nacimiento y desarrollo del pensamiento económico estructuralista de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), creada desde 1948. El primero de ellos, publicaría la Introducción a Keynes (1947) de Raúl Prebisch, el futuro director de la CEPAL desde 1950, y daría cabida en los siguientes años a la mayor parte de los escritos cepalinos para su divulgación; el segundo, era un Republicano emigrado de España, que en 1944 tradujo, por primera vez al español Economía y Sociedad de Max Weber,[101] después de 1950 haría parte del grupo de la CEPAL y sería calificado por el Brasileño Celso Furtado (otro cepalino) como “el gran maestro de la sociología del desarrollo en América Latina”[102]; el tercero, pasaría a ser el director de la sección Mexicana de la CEPAL, la segunda más importante en América Latina.
No se trataba de un encuentro casual. Nieto publicó tres artículos para El Trimestre Económico (1943, 1944,1948)[103] y además, invitó a José Medina a Colombia en calidad de profesor visitante, durante los meses de septiembre y octubre de 1945, donde dictó un curso de sociología y un seminario sobre Max Weber en la Universidad Nacional.[104]
Por su parte, Cosío solicitó a Nieto redactar un texto de trescientas páginas sobre el Café en Colombia,[105] para la colección Tierra Firme; éste era un proyecto de 450 títulos sobre la historia de América Latina.[106] De allí se conocieron las obras de Gilberto Freyre sobre Brasil, Germán Arciniegas sobre la América Toda, Alejo Carpentier sobre la música cubana, José Luís Romero sobre Argentina, Pedro Henríquez Ureña sobre la cultura hispánica, Baldomero Sanin Cano con Letras colombianas y Gabriel Giraldo Jaramillo con La pintura en Colombia. En 1947 terminó de redactar El café en la sociedad colombiana, un ensayo corto que se alejaba de lo pactado con el FCE, a pesar de lo cual Víctor Urquidí daría su concepto sobre el ensayo del café, como “un estupendo ensayo sociológico.”[107]
Como ocurrió con Economía y Cultura, el texto del Café, conoció once ediciones entre 1958 y 1997,[108] y también fue sólo hasta 1971 que se editó la segunda edición.
Pero no era sólo la posible amistad con ellos, lo que le podría haber abierto un espacio en el mundo intelectual latinoamericano a Luis E. Nieto, además, era portador de ideas que fácilmente lo hubieran llevado a compartir el ideario del pensamiento económico que, después de 1948, y por los siguientes veinte años, dominaría en Latinoamérica: el pensamiento estructuralista de la CEPAL. Sin embargo, la historia contrafactual conlleva sus peligros, al preguntarse sobre lo que hubiera sido y en realidad no fue. Preferiremos reseñar algunas de las ideas económicas de Nieto en los años cuarenta y cincuenta, para luego derivar unas hipótesis sobre el significado de la actividad intelectual a mediados del siglo XX en Colombia.
Entre 1939 y 1954, además de Economía y Cultura y El Café, Nieto escribió dieciocho artículos relacionados con la economía, nueve de ellos, en EMFE; tres, en El Trimestre Económico; dos capítulos de libro y un artículo en el periódico Sábado.
En la cooperación económica interamericana[109] (1948), Nieto consideraba que esa cooperación debía hacerse garantizando “una mayor capacidad de compra en las naciones latinas del hemisferio.” Propuso fortalecer sus industrias, “supuesto necesario para [lograr] una [mayor] capacidad de compra y consumo en [las naciones industrializadas].”[110] Criticó las prácticas de monocultivo de la región latinoamericana y propuso la diversificación de la agricultura. Ideas afines a lo que luego se llamó la industrialización por sustitución de importaciones y que teorizó la CEPAL.
Igualmente, consideraba que las economías latinoamericanas se enfrentaban a una situación, en la cual, había “[…] una disparidad permanente entre los precios de los productos que […] exportan y de los artículos que importan, artículos que, en general, son productos de consumo inmediato. Esta diferencia […] jamás desaparece.”[111] De nuevo, estamos frente a una idea similar a la noción cepalina del deterioro en los términos de intercambio.
Casi adelantándose a los procesos de integración promovidos y defendidos por la CEPAL, que ocurrirían en los cincuenta y sesenta Nieto sostuvo la necesidad de hacer uniones comerciales como las que luego se conocerían en el continente como Mercosur o el Pacto Andino.
A pesar del interés que Nieto sentía hacia la filosofía del derecho, su paso por la historia económica dejó una huella en la historiografía económica de Colombia y los artículos que publicó en los cuarenta revela el conocimiento profundo de las principales tendencias económicas del momento: la teoría de la renta de David Ricardo, el sistema de economía nacional de Federico List, la teoría del equilibrio económico, la economía monetaria, el comercio internacional y la interpretación de la economía colombiana.

4.3. La posición burocrática de Nieto

El tercer factor, es referido a la posición burocrática de Nieto que tuvo su manifestación más dramática con los hechos del 9 de abril de 1948 en Bogotá. Después de un tiempo de trabajo en Brasil y Argentina, donde avanzó en sus intereses sociológicos y filosóficos. Nombrado en Argentina en 1948 como Consejero de la Embajada, dio una declaración sobre el Bogotazo en defensa del gobierno, la cual fue recibida mal, tanto en Bogotá como en Buenos Aires.[112]
Su apoyo al gobierno conservador no fue suficiente para defender su cargo y en agosto de 1952, fue destituido de la Cancillería. A su regreso a Bogotá, dos diarios de la familia del Presidente de la República Laureano Gómez (1950-1951), El Siglo y el Gráfico, atacaban a Nieto. El primero, el 19 de enero de 1953, recordaba la procedencia marxista del funcionario y lo calificaba como "[...] uno de los principales líderes para [la implantación] del marxismo en Colombia," y agregaba: " [...] Un gobierno católico quiere devolverle a Colombia [la] verdadera fisonomía que casi perdió por completo en aquellos años de dominación roja [...]".
Igualmente, producto de esa visión como funcionario es posible que no dimensionara las perspectivas del desarrollo del pensamiento en la CEPAL. El Gobierno colombiano, había sido reacio a la presencia de esa organización de las Naciones Unidas en América Latina, como lo expresó en la Asamblea General y en la IX Conferencia Panamericana de Bogotá. Esa posición la debía conocer Nieto, en razón de su vinculación a la Cancillería y, es probable, que plegará su opinión a la del gobierno.[113]
Luego en 1954, logra obtener un puesto como juez en Barranquilla, donde pasará sus últimos días en solitario hasta su suicidio en 1956.

6.     Reflexión final

Algunos rasgos que se pueden identificar en el comportamiento de Nieto Arteta como intelectual y que lo emparentan con el mundo de los intelectuales son: primero, se trata de un individuo con un comportamiento autónomo con respecto a la sociedad en que le toco vivir. En un mundo de abogados, optó por dedicarse al estudio de los campos de la historia económica y la filosofía, incluso avanzó más allá del carácter hacendístico de la economía que se fomentaba en los círculos universitarios de la época. Su ímpetu es sólo equiparable a la labor intelectual adelantada por Alejandro López (1876-1940)[114] o Antonio García (1916-1984)[115] quienes se destacaron por su labor competente para las ciencias económicas.
Otro rasgo de su autonomía se vio reflejado en su alejamiento consciente de los partidos políticos liberal, conservador y comunista; inicialmente tomó partido por la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR) el movimiento de Jorge Eliecer Gaitán en 1933, pero pronto sus ilusiones se desvanecieron y unos meses más tarde en 1934, se retiró con un grupo de militantes jóvenes que luego formaron el Grupo Marxista (que duró hasta 1935).[116] Nieto se desprendió tempranamente de la política para concentrarse en su labor como intelectual y funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, en ambos casos, se trataba de una labor solitaria y finalmente, en medio de la soledad infinita, decide suicidarse.
 La tercera característica de mayor trascendencia es haber sido animador y forjador de tres campos del conocimiento en Colombia: la economía, la historia económica y la filosofía. Con Economía y cultura en la historia de Colombia, en sus nueve ediciones y luego con El café en la sociedad colombiana, con once ediciones posteriores, muestran la necesidad de entender el pasado nuestro desde la independencia, ya no a través de la narración de los acontecimientos políticos, ni los grandes héroes, ni las batallas, sino mediante el uso del enfoque marxista y el método del materialismo histórico, algo inédito para los años cuarenta.
Una cuarta característica, fue la de haber sido un extranjero en el medio colombiano. Para Luis E. Nieto, América Latina era su mundo, tenía una conciencia plena de pertenecer, no como sus antecesores gramáticos, al mundo hispánico sino al mundo del atraso, de la periferia y el subdesarrollo. Formuló apreciaciones acerca de la necesidad de romper con la idea que el comercio internacional debía realizarse en igualdad de condiciones entre los países industrializados y los países agrarios como el nuestro. Nieto expresó estas ideas con ocasión de una publicación realizada en la cancillería con el propósito de formular medidas prácticas para afrontar la segunda Guerra Mundial.
Luis E. Nieto, en su trabajo en la cancillería le permitió entrar en contacto directo con intelectuales en México, Argentina y Brasil además de conocer el mundo intelectual de España en tiempos de la República Española. Hizo también parte del equipo colombiano en la Conferencia de Breton Woods.
Finalmente, hacía falta que el campo de la historia económica despegara en los años setenta para que la obra de Nieto cobrara vida y a cien años de su nacimiento todavía tengamos algo que decir sobre él y su obra.




[1] Ponencia presentada al II Congreso de Historia Intelectual - Buenos Aires – Argentina 11-13 de Noviembre de 2014
[2] Doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Economista de la misma universidad y Administrador Público de la Escuela Superior de Administración Pública. Fue Director de Estudios del Sector Agropecuario. Participa del informe de seguimiento a la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448/2011) en la Contraloría General de la República, institución para la cual trabaja.
[3] 1ª, ed. (1941); 2ª, ed. (1962) con la editorial Tercer Mundo; 3ª, ed. (1970) con la editorial La Oveja Negra; 4ª, ed. (1973) con la editorial Viento del Pueblo; 5ª, ed. (1973) de nuevo con La Oveja Negra; 5ª, ed. (1975) de nuevo con Viento del Pueblo; 6ª, ed. (1975)con la editorial Tiempo Presente; 7ª, ed. (1983) con la editorial Ancora Editores; 8ª, ed. (1996) de nuevo con Ancora Editores.
[4] Villamizar, Juan Carlos, El pensamiento económico en Colombia. Construcción de un saber 1958-1970, Colección Textos de Economía (Bogotá, D.C: Universidad del Rosario, 2013), 405.
[5] Haas, Peter, "Introduction: Epistemic Communities and International Policy Coordination," International Organization Foundation 46 (1992), 1-35. http://www.jstor.org/stable/2706951.
[6] Bourdieau, Pierre, La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Trad. Maria_del_Carmen Ruiz, 5 ed (Bogotá, D.C.,: Taurus, 2000), 596.
[7] Un texto que busca hacer una caracterización de este tipo de individuo y su papel en la sociedad ver: Goldfarb, Jeffrey C., Los intelectuales en la sociedad democrática, Trad. Carmén Martínez (Madrid: Cambridge University Press, 2000), 286.
[8] Melo, Jorge Orlando, "Los estudios históricos en Colombia: situación actual y tendencias predominantes," Revista de la Dirección de Divulgación Cultural (1969), 15-41.
[9] Melo, Jorge Orlando, "Los  estudios  históricos  en  Colombia 1969 – 1979," Revista de extensión cultural. Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín (1980); ________, "La historia: las perplejidades de una disciplina consolidada," in La investigación en Colombia en las artes, las humanidades y las ciencias sociales, ed. Carlos B. Gutiérrez (Bogotá, D.C: Universidad de los Andes, 1991), 43-55; ________,"Lo que hay que leer para conocer la historia de Colombia," Revista credencial historia (1994 / 1996); __________, "Medio siglo de historia de Colombia. Notas para un relato inicial," Biblioteca virtual Biblioteca Luis Ángel Arango (1999). Todas las referencias pueden ser consultadas en  http://www.banrepcultural.org/blaavirtual y http://www.jorgeorlandomelo.com
[10] Safford, Frank, "Acerca de las interpretaciones socioeconómicas de la política en la Colombia del siglo XIX: variaciones sobre un tema," Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura (1985-86), 97-117.
[11] Cataño, Gonzalo, "Un clásico de la historiografía nacional: Economía y cultura de Luís E. Nieto Arteta," Historia Critica (1997), 13-30.http://historiacritica.uniandes.edu.co/view.php/129/index.php?id=129; ____________,  Op. Cit; ____________, La introducción del pensamiento moderno en Colombia. El caso de Luis E. Nieto Arteta (Bogotá, D.C: Universidad Externado de Colombia, 2013), 558.
[12] Tovar, Bernardo, "El pensamiento historiador colombiano sobre la época colonial," Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura (1982); Rodríguez, Oscar, and Decsi Arevalo, "Historiografía económica colombiana del siglo XIX," in La historia al final del milenio. Ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana, ed. Bernardo Tovar (Bogotá, D.C: Editorial Universidad Nacional de Colombia, 1994), 187-250; Bejarano, Jesús, Historia económica y desarrollo. La historiografía económica sobre los siglos XIX y XX en Colombia (Bogotá, D.C: CEREC, 1994), 291.
[13] Nieto Arteta, Luis E, Luis Eduardo Nieto Arteta. Obras Selectas., Pensadores Políticos Colombianos. Compilación de Jorge Mario Eastman (Bogotá, D.C: Cámara de Representantes - Imprenta Nacional, 1983), 334.
[14] Correa, Juan S., Ensayos sobre el pensamiento económico de Luis E. Nieto Arteta (Bogotá, D.C.,: Universidad Externado de Colombia, 2003), 206.
[15] Esquivel, Ricardo, "La República neogranadina y la herencia española," in Ensayos sobre el pensamiento económico de Luis E. Nieto Arteta, ed. Juan S. Correa R. (Bogotá, D.C: Universidad Externado de Colombia, 2003), 15-38. Aquí el autor llega incluso a sostener que Nieto fue defensor de la Leyenda Negra que hacía de España un imperio decadente y fortalecía la imagen del imperio Inglés. A la luz de la vida de Nieto, no parece que esa idea sea correcta y es una crítica poco constructiva.
[16] Cataño, Gonzalo, Luis Eduardo Nieto Arteta…Op. Cít.,
[17] Nieto Arteta, Luis E, Ensayos históricos y sociológicos, Ed. Gonzalo Cataño. Vol. 38, Biblioteca Básica Colombiana (Bogotá, D.C: Instituto Colombiano de Cultura, 1978), 241.
[18] Bourdieau, Pierre, Op. Cit.
[19] Urrego, Miguel Angel, Intelectuales, Estado y Nación en Colombia. De la guerra de los mil días a la constitución de 1991 (Bogotá, D.C: Universidad Central-DIUC, 2002), 244.
[20]  Ibíd., p. 17.
[21] Deas, Malcom, "Miguel Antonio Caro y amigos: gramática y poder en Colombia," in Del poder y la gramática y otros ensayos sobre historia, política y literatura colombianas, ed. Malcom Deas (Bogotá, D.C: Taurus, 2006), 27-62.  También se puede ver: Charry, Carlos, "Los intelectuales colombianos y el dilema de la construction de la identidad nacional (1850-1930)," European Review of Latin American and Caribbean Studies 90 (2011), 55-70.  http://www.jstor.org/stable/23047820.
[22] Charry, Carlos, Op. Cit.,
[23] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento moderno…, p. 232-233
[24] Cataño, Luís Eduardo … , 27.
[25] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento moderno…, p. 83.
[26] Molina, Gerardo, Las ideas socialistas en Colombia (Bogotá, D.C: Tercer Mundo, 1987), 360.
[27] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento moderno…, p. 84.
[28] Ibíd., p. 84.
[29] Molina, Las ideas socialistas … p. 275.
[30] De este último, Nieto publicó una reseña de una edición argentina de 1943: Nieto Arteta, Luis E, "Dialectica de la naturaleza de Federico Engels," in Ensayos históricos y sociológicos, ed. Gonzalo Cataño (Bogotá, D.C: Instituto Colombiano de Cultura, 1943), 53-56; Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento moderno…, p. 100.
[31] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 97.
[32] Para una referencia sobre la importancia de Kautsky en la difusión del marxismo en su versión ortodoxa ver: Geary, Dick, "La segunda internacional: socialismo y democracia," in Historia del pensamiento político del siglo XX, eds. Terence Ball and Richard Bellamy (Madrid: Akal Universitaria, 2013), 233-252.
[33] “Engels había publicado los libros segundo y tercero de El Capital; Kautsky luego editó las Teorías sobre la Plusvalía; Merhing posteriormente colaboró en la Correspondencia de Marx y Engels, y al final de su vida escribió la primera biografía importante de Marx.” Anderson, Perry, Consideraciones sobre el Marxismo occidental, 11 ed (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2005), 153, cap. 1., pág. 13.
[34] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 86.
[35] Rodríguez, Eudoro, "Anotaciones críticas sobre la recepción del marxismo en Colombia," Cuadernos de Filosofía Latinoamericana (1986), 101-130. El autor hace entonces referencia a: Medina, Medofilo, Historia del partido comunista de Colombia. II vols (Bogotá, D,C: Centro de Investigaciones Sociales, 1980), 624; Molina, Gerardo, Las ideas socialistas…; Meschkat, Klaus, "La herencia perdida. Movimientos sociales y organización revolucionaria en la década de 1920: el caso del Partido Socialista Revolucionario de Colombia," in El Marxismo en Colombia, ed. Bernardo Tovar (Bogotá: Universidad Nacioal de Colombia, 1983).
[36] Ortíz, Hernán, Nieto Arteta y la filosofia moderna en Colombia, Monografías jurídicas (Bogotá, D.C: Editorial Temis, 2008), 111.
[37] Nieto Arteta, Luis E, "El debate promovido por La Sociedad Jurídica. La visita de los estudiantes chilenos," Revista Jurídica XXV (1933), 73-79.
[38] Ortíz, Op. Cit., p. 22-24.
[39] Ibíd., 23
[40] Nuestro analista filosófico nos cuenta además que la posición de Spengler con respecto a El Capital de Marx era que se trataba de un texto aburrido. Ibíd., p. 28
[41] Ibíd., 36
[42] Spengler, Oswald, La decadencia de occidente, Trad. M.G. Morente, 11 ed. II vols. Vol. I (Madrid: Espasa Calpe, 1966).
[43] Al final del siglo XX a Spengler se le conoce como el filósofo que podría llegar a ser una fuente de interpretación del fin de nuestra era, en el cambio del siglo XXI por el creciente catastrofismo tanto en el ámbito social como en deterioro de la naturaleza. Farrenkopf, John, "Spengler's Historical Pessimism and the Tragedy of Our Age," Theory and Society 22 (1993), 391-412. http://www.jstor.org/stable/657739; Iggers, Georg G., "John Farrenkopf. Prophet of Decline: Spengler on World History and Politics " The American Historical Review 107 (2002), 1; Lindenfeld, David, "Prophet of Decline: Spengler on World History and Politics  by John Farrenkopf," Central European History 36 (2003), 2. http://www.jstor.org/stable/4547369.
[44] Nieto Arteta, Luis E, "Marx y Spengler," Revista Jurídica XXVI (1934), 37-44. Para Cataño, Nieto utilizó dos nociones de Cultura: una la spengleriana aquí descrita y otra referida al espíritu de los pueblos. Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 213.
[45] Nieto Arteta, Luis E, "Política socialista colombiana," Revista Jurídica XXIV (1932), 292-297.
[46] Dice Cataño acerca del intento de Nieto por acercar a Marx y Spengler: “En un texto superficial y ligero, donde no existe rigor conceptual alguno, Nieto identificó la dialéctica de las transformaciones sociales, la crítica de la causalidad, la lógica y el concepto de ley en el marxismo, con las posiciones spenglerianas tal como aparecían en [el libro de este último] Decadencia de occidente.” Cataño, Gonzalo, "Luis E. Nieto Arteta: marxismo y…, p. 192-196.
[47] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 103.
[48] Nos dice Ortíz: " [...] las criticas de Nieto Arteta y su mentor Proudhon, ya resumidas, carecen de rigor, de seriedad, de ponderación.” Ortíz, Op. Cit., p. 31.
[49] Ibíd., 43.
[50] Ibíd., 56.
[51] Ibíd., 70.
[52] Herrera, D, "Nosotros y la fenomenología," Cuadernos de Filosofía Latinoamericana (1986), 83-100.
[53] Ortíz., 70.
[54] Ibíd., 45.
[55] Ibíd., 78.
[56] Ibíd., 79.
[57] Ibíd., 84.
[58] Ibíd., 93.
[59] Ibíd., 98.
[60] Ibíd., 100.
[61] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 279, 321.
[62] Se trató de artículos que aparecieron en el suplemento Lecturas Dominicales de El Tiempo. Eran textos no muy extensos que tuvieron luego más desarrollo en el libro Economía y Cultura.
[63] Cataño, Luís Eduardo … , 43-44.
[64] Nieto Arteta, Luis E, Economía y cultura en la historia de Colombia, 5 ed (Bogotá, D.C: El Ancora Editores, 1973), 340, págs. 22 y 88
[65]Bourdieu, Pierre, Homo academicus, Trad. Ariel Dilon, Edited by Siglo XXI Editores, 1a ed (Buenos Aires, 2008).
[66] McGreevey, William Paul, Historia económica de Colombia 1845-1930, 5 ed (Bogotá: Tercer Mundo, 1989), 324.
[67] Instituto de Estudios Colombianos, Historia Económica de Colombia: un debate en marcha (Bogotá, D.C: Biblioteca Banco Popular., 1975), 311.
[68] Ocampo, José Antonio, Colombia y la economía mundial (Bogotá, D.C: Siglo XXI Editores, 1984), 456.
[69] Bejarano, Jesús. Op. Cit.,
[70] Ibíd., p. 90.
[71] Rodríguez, Sandra, "Construcción de la memoria oficial en el Centenario de la Independencia: el compendio de historia de Colombia de Henao y Arrubla," Folios (2010), 23-42.
[72] Rodríguez, Sandra, "El 9 de abril en las políticas de la memoria oficial: el texto escolar como dispositivo del olvido," Documento presentado al Simposio: Mataron a Gaitán, Bogotá, D.C 2008.
[73] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 226.
[74] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 226.
[75] Jaramillo, Darío, "Introducción," in La nueva historia de Colombia, ed. Darío Jaramillo (Bogotá, D.C: Instituto Colombiano de Cultura, 1976), 1-24.
[76] Nieto, Luis E, "Critica a un programa de historia colombiana," in Ensayos históricos y sociológicos, ed. Gonzalo Cataño (Bogotá, D.C: Instituto Colombiano de Cultura, 1978), 218-228.
[77] Ibíd., p. 218.
[78] Ibíd., p. 222.
[79] Arboleda, Gustavo, Historia Contemporánea de Colombia, 2 ed. 12 vols. (Bogotá, D.C: Banco Central Hipotecario, 1990).
[80] Los años de publicación fueron: 1918, 1919, 1930 y 1935.
[81] Los dos trabajos fueron estudiados a profundidad en: Mejía, Sergio, El pasado como refugio y esperanza. La Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada de José Manuel Groot. CVIII vols. Vol. CVIII (Bogotá, D.C: Instituto Caro y Cuervo, 2009), 480; ———, La revolución en letras. La historia de la revolución de Colombia de José Manuel Restrepo (1781-1863) (Bogotá, D.C.,: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia, CESO - Universidad EAFIT, 2007), 294.
[82] Cataño, Gonzalo, La introducción …, p.226
[83] Bourdieu, Pierre, Homo Economicus…
[84] EMFE, Vol. IX, No.84, enero 1945.
[85] Alfonso Palacio Rudas había colaborado con algunos artículos en la revista: La minería en el Tolima (V.I, No.6, octubre 1937); El control de los cambios (V.II, No.23, Marzo 1939); Lo que nos enseño la crisis (V.III, No.31, noviembre 1939). EMFE, Vol. X, No.96, p.1-3. Fueron incluidos tres breves ensayos del biografiado, La estabilización de las monedas, En torno a los controles, Una revolución fiscal.
[86] Guillen, Fernando. "Breve biografía de Carlos Lleras Retrepo." EMFE. Vol. IX, no. 93 (1945): 5-11, p. 7).
[87] Esteban Jaramillo (1945), José Arturo Andrade (1945) y Moises Prieto
[88] Antonio García, Jesús Marulanda, Luis López de Mesa.
[89] Eliseo Arango y Gonzalo Restrepo Jaramillo
[90] EMFE, Vol. IX, No.95, diciembre 1945, p. 7.
[91] EMFE, Vol. IX, No. 92, p. 1.
[92] Guillermo Torres García. EMFE, Vol. IX, No. 86, p. 83-84.
[93] EMFE, Vol. IX, No.91, p. 3.
[94] EMFE, Vol. XI, No. 97, 1946, p. 26-29.
[95] EMFE. Vol. IX, no. 85; EMFE, Vol. X, 1946, No.99
[96] Haas, Peter. "Introduction …
[97] Martínez, Argemiro, "Comité Editorial," El Financiero. Revista colombiana de economía y finanzas. 3 (1953 jun), 4.
[98] Nieto Arteta, Luis E, "Actualidad latinoamericana de Federico List," El Financiero. Revista colombiana de economía y finanzas III (1953 ago), 53-56.
[99] El reconocimiento es una de las características que define a un intelectual en la sociedad. Ver: Goldfarb, Op. Cit.,
[100] Cataño, Gonzalo, La introducción del pensamiento…, p. 175.
[101] También tradujo Diagnóstico de nuestro tiempo de Karl Mannheim (1944); La biografía intelectual de Dukheim de Harry Alpert (1945); Diccionario de Sociología, de Fairchild (1949).
[102] Furtado, Celso, La fantasía organizada, 2 ed. (Bogotá, D.C: Siglo XXI Editores, 1991), p. 102.
[103] Nieto Arteta, Luis E, "El régimen de compensación y el comercio americano," El Trimestre Económico. IX (1943), 560-590; ———, "La cooperación económica interamericana," El Trimestre Económico. XIV (1948), 516-533; ———, "Los valores, los precios y la masa monetaria," El Trimestre Económico. XI (1944), 26-51.
[104] Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … , 52.
[105] Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … , 67-68.
[106] Krauze, Enrique, Daniel Cosio Villegas. Una biografía intelectual (México, D.F: Fondo de Cultura Económica, 1980), 320, p. 130-140.
[107] Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … , 69; Cataño, Gonzalo, La introducción …, p. 374.
[108] 1ª, ed. (1958), Breviarios de Orientación Colombiana; 2ª, ed. (1971), La Soga al Cuello; 3ª, ed. (1975), Tiempo Presente; 5ª, ed. (1981); 5a, ed. (1985); y, 11ª, ed. (1997) El Áncora Editores.
[109] Nieto, Luis E. "La cooperación… Reproducido en: Nieto, Luis E, Luis Eduardo Nieto Arteta. Obras selectas.
[110] Ibíd., p. 152.
[111] Ibíd., p. 154.
[112] Cataño, Gonzalo, Luís Eduardo … , 74.
[113] Villamizar, Juan Carlos, El pensamiento económico… Cap. 4.
[114] La mejor biografía de Alejandro López es la de Alberto Mayor, Técnica y Utopía. Biografía intelectual y política de Alejandro López, 1876-1940. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2001.
[115] Villamizar, Juan Carlos, "Antonio García Nossa," in Pensamiento colombiano en el siglo XX, eds. Santiago Castro-Gómez, Alberto Florez-Malagón, Guillermo Hoyos Vásquez and Carmén Millán de Benavides (Bogotá: Instituto Pensar - Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2007), 33-68.
[116] Gonzalo Cataño, Op. Cít.

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