jueves, 23 de abril de 2015

El rito y el mito en la religión: notas preliminares



 El RITO Y EL MITO EN LA RELIGIÓN

Los orígenes de la religión griega siguen presentes en la actualidad de nuestras culturas, es lo que puede concluirse del excelente libro de Walter Burket, Homo Necans. Interpretaciones de rito sacrificiales y mitos de la antigua Grecia (M. J. Buzzi, Trans. 2 ed.). Barcelona: Acantilado.



El profesor emérito de la Universidad de Zurich, experto y estudioso de la religión griega, Walter Burkert (1931-2015), nos ha entregado una obra en segunda edición, en la cual, trata de una interpretación de los ritos sacrificiales desde la existencia del hombre primitivo hasta el mundo de la Grecia clásica. A continuación presentaremos sólo algunas definiciones que iremos complementando acerca de este libro maravilloso por lo erudito, atrayente y retador para el lector no especializado.
La perspectiva desde la cual Burkert hace sus análisis es la antropología, la filología y el psicoanálisis freudiano. Estudia, entonces, como a partir de la violencia y la agresividad el hombre ha creado los ritos y, posteriormente, los mitos que han construido las bases de las religiones modernas.
El hombre primitivo desarrolló una conciencia alrededor de la caza, una practica de supervivencia que, con el tiempo, pasó a ser un acto ceremonial y con ello creó las bases de los ritos y los mitos. 
Burkert parte del concepto biológico del rito, lo que le permite ahondar en la realidad de la religión. El rito, es un esquema de comportamiento en el seno de una comunidad que produce y promueve la conducta adecuada. La repetición y la exageración teatral son sus dos principales características. “La conducta agresiva provoca una atención y conmoción extremas; por eso, la representación de la agresión tiene un papel destacado entre las formas expresivas de comunicación ritual. […] La repetición produce el ritmo y, como los gestos van acompañados de señales acústicas, surgen la música y la danza, otras formas primigenias de solidaridad humana, las cuales no dejan de revelar que proceden de la situación de la tensión agresiva, con lágrimas y golpes, agrupamientos y huidas”. (p. 52). El rito es la actualización de la interacción social y la dramatización de un orden existente. “El rito religioso tiene casi siempre el carácter de lo grave: señala un peligro, provoca el miedo, agudiza la atención y aísla su momento culminante de la corriente de la experiencia cotidiana, que fluye, abigarrada, sin principio ni fin. Así, el proceso de aprendizaje deja en los individuos una impronta indeleble. Lo que se inculca con mayor viveza es lo que infunde temor, cosa que explica la gran importancia que tienen los ritos agresivos.”(p. 56).
Por su parte el mito, sólo es posible a la capacidad específicamente humana del habla, es una fase posterior a los ritos que, se remontan al mundo animal. Lo que caracteriza al mito es su aptitud para ser repetido y contado y entraña una enorme verosimilitud. “A pesar de todos los motivos fantásticos y paradójicos que proporcionan al mito su inconfundible individualidad, sus temas tienen una asombrosa constancia y, aunque a menudo resulten desfigurados, se repiten una y otra vez. Por eso, la psicología profunda concibe los mitos como proyecciones de determinadas estructuras psíquicas, como realizaciones de disposiciones mentales innatas. Un punto de vista evolutivo consecuente debería postular también esos arquetipos, una suerte de valles profundos del alma humana, fueron creados por selección, en el marco de las formas de vida del hombre paleolítico, y que, si fueron determinados por los rituales, éstos a su vez debieron de dejar su impronta desde el principio de los patrones míticos.”(p. 65).
Estas definiciones son una muestra pequeña de la riqueza enorme que posee esta obra, por ella se transita desde las prácticas del hombre primitivo hasta las elaboraciones más sofisticadas de la cultura escrita del mundo griego clásico. Aquí se podrá observar como los dioses son creaciones humanas derivadas de los más profundo del inconsciente humano, donde la vida, la muerte, el sexo, la violencia y el instinto de supervivencia se hacen presentes en las celebraciones de los hombres desde el mundo el hombre primitivo al mundo del hombre que escribe la historia en papel. En consecuencia, al mismo tiempo que se caza y se mata para comer, se celebra en nombre de la criatura asesinada porque es la fuente de la vida para el hombre cazador.
Burkert nos cuenta acerca del intento por establecer la idea de dios, y remite a que es una idea fundada en la práctica de la caza, el sacrificio y los funerales. Fueron los mismos cazadores los que dieron origen a esa idea. El sacrificio y en él, el aseinato de la bestia se asocian luego al parricidio freudiano, según el cual, al mater al padre se está creando al dios. 
De igual forma, una enseñanza que nos deja Burkert es que el moderno rito católico está lleno de toda una simbología que asocia, la muerte de Jesús crucificado por los romanos como un acto de "sacrificio por los hombres" y éstos a su vez, en compensación, reedifican cada día, con el rito de la misa, ese sacrificio de salvación, a través del acto de comulgar, en el cual, el sacerdote pronuncia las palabras: "el cuerpo de cristo".
Pero  dejemos que sea el mismo autor el que nos diga lo que pasó con la Iglesia hegemónica surgida de Roma: "En la Voragine de la historia sólo han podido sobrevivir las organizaciones sociales fundadas sobre bases religiosas. Del Imperio Romano sólo quedó la Iglesia Romana. También en ésta, el centro lo sigue ocupando el sacrificio voluntario, inaudito, único, en el que la voluntad del padre se funde con la del hijo, un sacrificio repetido en el banquete sagrado, en el que los que confiesan su culpa son redimidos. Así nació un orden perdurable, el progreso de la cultura, aunque en este se haya conservado la violencia del ser humano. Todos los intentos de crear un hombre nuevo han fracasado hasta la fecha. Quizá en el futuro tengamos mejores posibilidades, siempre y cuando reconozcamos que somos como los hombres de antaño, que nuestra existencia está determinada por el pasado."(p. 139). Con esto termina el capitulo 1.

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